LA LLEGADA DE LA FRAGATA LIBERTAD
La llegada de la Fragata Libertad al puerto de Mar del Plata se ubicó en un lugar preponderante en la agenda de los medios de comunicación de nuestro país. El hecho, además de ser pintoresco e histórico por la resonancia y repercusión que genera dicha embarcación, posee un valor simbólico que hace referencia a la tan deseada soberanía nacional y al triunfo sobre aquellos fondos buitres, vestigios de la etapa neoliberal que tanto daño nos hizo.
Los mencionados fondos buitres representan lo peor del sistema neoliberal. Se sitúan como la herramienta de opresión con la cual los grandes capitales carroñeros de antaño sumergían en la desdicha y la miseria a los países en vías de desarrollo. Son los cómplices y beneficiarios más nefastos de un neoliberalismo extremo, desquiciante y enfermo. La llegada de la Fragata y el fin de su embargo demostró no sólo a la Argentina sino que al mundo en general, la nueva etapa que vive el planeta. Se está desarrollando un ciclo en donde las recetas económicas ortodoxas y conservadoras heredades de personalidades e instituciones como el economista Friedrich Von Hayek y el "Consenso de Washington" ya no poseen el peso sustancial que ostentaban en la década de 1990. En estos nuevos tiempos, el Estado se ha vuelto a convertir (como sucedía aproximadamente entre 1935 y 1970) en la clave para la organización política y económica de las sociedades latinoamericanas. En nuestro país, el Kirchnerismo ha sabido tomar las riendas de gobierno sumando al Estado como actor importante. Con sus errores (muchos de ellos condenables) el oficialismo actual dejó atrás un periodo en donde el capital destrozaba al trabajo y la plusvalía y los beneficios valían más que los propios trabajadores. En estos momentos, ingresados ya en el 2013, de ninguna manera estamos viviendo en el paraíso y los problemas no han desaparecido del todo (de hecho hay vestigios del neoliberalismo que aún nos apremian). No obstante, lo sustancial ahora es tener en cuenta que en materia soberana hemos logrado un desarrollo y es en este contexto en donde la vuelta de la Fragata Libertad toma un claro sentido positivo de patriotismo y liberación que todos los argentinos deberíamos disfrutar para que no quede solamente en el júbilo de los cuadros kirchneristas. Este gran navío es de todos, nos representa como país y nación soberana en las aguas del mundo. Que los fondos buitres (interpretados como "inversores" por los medios dominantes y ciertos políticos opositores aliados a éstos que pregonaban el pago de estas estafas neoliberales) la ataquen con sus maniobras jurídicas con la impunidad con que lo hacían antes no puede ser permitido y la imponencia de la voz Argentina por sobre los deseos de éstos en los tribunales internacionales es todo un síntoma de la coyuntura actual que debe ponernos contentos y a la vez cautelosos de lo que puede llegar a venir.Párrafo aparte merece el acto que se organizó en torno a la llegada de la embarcación en donde Cristina Fernández de Kirchner fue la única oradora y los políticos de la oposición no asistieron. Esto no se puede tolerar ya que la ineficiencia de éstos últimos en adición a la ya tradicional costumbre K de promulgar estas cosas, colaboró para que la ceremonia pareciera una manifestación partidista del kirchnerismo. Cuando en realidad debía ser un suceso que no merecía distinguir banderas políticas para unirnos como comunidad bajo la más importante de todas: la celeste y blanca. En fin, volvió la Fragata y los fondos buitres perdieron esta contienda. Sin embargo, todo hace pensar que volverán por más en un futuro cercano. Por esto, debemos estar atentos y apoyar todas las medidas que tiendan a terminar con estos estafadores internacionales. Más allá de nuestros gustos políticos personales, el país y el bien general están primeros.Julián Lazo Stegeman
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