Lo apolítico y la responsabilidad ciudadana
La política no es un mundo ajeno a nosotros del cual podemos separarnos o aislarnos. Toda acción que se ejecute desde el ámbito político posee una inmensa repercusión en la vida de la sociedad civil. Por ende, el perfil pasivo que pudiesen llegar a tomar los ciudadanos que se consideran “apolíticos”, influiría negativamente en no sólo quién es escogido para gobernar ya sea el país, la provincia o el municipio sino que también se estaría dejando a la deriva la decisión sumamente importante de elegir correctamente los actores sociales que en muchos casos permitirán o no que se lleven a cabo, inclusive, nuestros proyectos de vida.
La palabra política proviene del latín "politicus", lo cual es relativo a la configuración de la ciudad o polis y a los asuntos del ciudadano. Precisamente, cuando esta palabra hace referencia a los "asuntos del ciudadano", queda aún más clara la connotación negativa de lo apolítico. Tomar esa clase de postura, no sólo nos vuelve cívicamente irresponsables sino que también vacía de su contenido esencial a todo lo que significa el hecho de "ser ciudadano", ya que como tales, somos integrantes de una comunidad política. Siendo en este tipo de comunidades donde desplegamos nuestras mayores facultades como sujetos libres. Es decir, libres para todo, incluso, aunque suene paradójico, para tomar posturas apolíticas o no. Entonces, el eje de la cuestión se centra en este punto. Como gozar de la libertad y decidir para que se satisfagan los derechos que nos corresponden. Según creo yo, esto se logra a partir de conseguir entremezclar y entender los conceptos de libertad y responsabilidad ciudadana de manera conjunta. Porque, valga la redundancia, la libertad y la responsabilidad nos llevan a uno de los puntos más altos como ciudadanos desde el momento en que decidimos comprometidamente. Resultando claramente obvio que al tomar perfiles apolíticos no nos ligamos a algo tan importante como la dirección que pueden llegar a tomar o no nuestros proyectos personales debido a que la política ronda en todos los aspectos de nuestras vidas. Para cumplir efectivamente nuestras funciones como ciudadanos éticos, no es necesario involucrarse y militar si o si en un determinado partido político. Se puede hacer política desde los ámbitos cotidianos, ya sea cuidando los espacios públicos como parques y plazas hasta inculcando de padre a hijo, de abuelo a nieto o de vecino a vecino la importancia que adquiere en los contextos actuales el entendimiento de lo político. Nada puede resultar bueno si ignoramos el importante arraigo que tiene la política en la sociedad. De hecho, Aristóteles decía que somos "animales políticos", una genial y justa concepción del ser humano. Debatir esta clase de cuestiones, es clave para comprendernos e interpretarnos como sociedad (todo esto es también hacer política). Por lo tanto las instituciones en donde se forman ciudadanos (como las escuelas), deberían encarar con mayor ahínco este tipo de asuntos. La educación y la información son los ejes centrales para generar conciencia política en todos los jóvenes para que cuenten con ese capital que luego les servirá enormemente en el futuro. Finalizando, quiero reiterar lo siguiente: entender y hacer política no es sólo militar, también es generar conciencia acerca de lo político desde nuestros ámbitos cotidianos para así terminar con el desinterés que muchas veces hay sobre esta importante actividad.Julián Lazo Stegeman(Fuente: Clarín, Página 12, La Nación)
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