Los núcleos duros de pobreza
Sin lugar a dudas, el crecimiento económico, la baja del desempleo y los diversos planes sociales como la Asignación Universal por Hijo son las banderas socioeconómicas más levantadas por el Kirchnerismo desde su llegada al poder en el 2003. Todas éstas apuntan a disminuir e inclusive a terminar con la pobreza en nuestro país. No obstante, la polémica invade este objetivo ya que actualmente existe un núcleo fuerte de marginalidad en la Argentina difícil de solucionar.
Con respecto al escenario de pobreza en el territorio argentino, ciertamente ha habido mejoras en la situación social. Hay indicadores que lo demuestran y no sólo son aquellos configurados por simpatizantes del Gobierno sino también por organismos internacionales de medición que poco tienen que ver con el oficialismo actual. Sin embargo, es real también que existe una perspectiva corta de cómo es el contexto de la necesidad ya que se la está midiendo sólo por ingresos. Por lo tanto, es interesante plantear lo que expresa Fabián Repetto, director del Programa de Protección Social del Cippec: "si queremos tener una buena radiografía de la situación social y trabajar sobre esto para resolverla, hay que entender que la pobreza por ingreso es sólo una forma de medición, pero que hay otras que son igualmente importantes.Este es un primer punto donde reconocería los avances que hubo en los últimos años, y pondría el acento en que es peligroso quedarse fijado solamente al concepto de pobreza por ingreso". Es decir que una de las mayores equivocaciones es pretender abarcar las extensiones de la carencia de recursos cerrándose tan sólo a dudosas mediciones sobre el ingreso, soslayando otras que complementarían el panorama. Continúa Repetto sobre la pobreza e indigencia: "es lo mismo, en la medida que los dos están vinculados a la dimensión ingreso, en la medida en que hay mejoría en la distribución de los ingresos, si hay acceso al mercado de trabajo, o hay planes o programas como la Asignación Universal por Hijo, seguro que hay una disminución de la indigencia. Eso conduce a otra discusión que es cómo se mide y que tiene que ver con el índice de Precios al Consumidor.Al haber un problema fuerte de medición con el Instituto Nacional de Estadística y Censos, seguro que la brecha que se da entre las mediciones oficiales y no oficiales es importante. Lo que viene como error de arrastre es cómo se mide el precio al consumidor. Esto conlleva a que las definiciones de pobreza e indigencia por ingreso seguro sean muy diferentes en un caso y el otro. Creo que en alguna medida se reconoce como dato que hay dos mediciones, una oficial por ingreso poco creíble por la cuestión del Indec y medidas no oficiales, donde quizás la de mayor referencia sea la que elabora la Universidad de La Plata, que es la más rigurosa en el sentido de cómo mide la pobreza, la indigencia y la desigualdad. Se sabe que hay distintas fuentes". En este entorno de incertidumbre de cifras, es complicado implementar políticas efectivas que vayan al eje de la cuestión. Asimismo, se observa que hay cuentas pendientes por parte del Gobierno (como instrumentar las AUH por ley y no como decreto o generar un plan integral de protección social) y que aún les queda un largo trayecto por recorrer para finalizar con esta contingencia social. Otro punto importante a considerar es que hay sectores que se podrían denominar de exclusión, de falta de acceso a la oferta estatal por desconocimiento, falta de alicientes y demás. Representan los núcleos duros de pobreza. Allí se encuentran los problemas trascendentales que tiene la República Argentina en materia de situación social. Se deberían establecer diversos tipos de herramientas novedosas para hacerle frente a esta problemática que en particular tiene que ver con grupos vulnerables y complejos como los jóvenes. Claro está que no se han implementado mecanismos correctos para lograr resultados profundos. Entonces se tendrían que pensar otras formulas para ejercer una sintonía fina sobre este tema ya que ni la creación de puestos de trabajo logra incluirlos. A propósito, Fabián Repetto dice lo siguiente: "aún creándose puestos de trabajo, se trata de población que no está en condiciones de acceder a ellos. Aunque se creen ofertas de salud y educación, en general no es gente que logre utilizar los servicios educativos y sanitarios. Hay un problema de acercar a esta población la oferta estatal, que ha mejorado en los últimos años, pero eso requiere de algún tipo de trabajo más coordinado entre los gobiernos. Mucho de esto tiene que ser hecho por los municipios". Retomando la trama de los planes sociales cabe decir que son positivos porque de alguna manera reconocen la responsabilidad del Estado en tratar de afirmar un bienestar mínimo en cada casa. No obstante, se puede mencionar que podrían ser también un piso para fabricar otro esquema de intervenciones donde, por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo sea una arista más entre otros elementos. En fin, en el Conurbano bonaerense, el Gran Rosario y el Gran Córdoba, y lo que son el NEA y el NOA son los lugares donde hay mayores núcleos de pobreza. Es imprescindible repensar como se hace política social distribuida entre la Nación, las provincias y los municipios. Para complementar este engranaje es clave también resolver cuestiones macroeconómicas como la inflación, que siempre golpea más fuerte a los desfavorecidos. Debemos reflexionar y marcar que pese al gran crecimiento económico, la miseria aún se encuentra presente en la Argentina.Julián Lazo Stegeman (Fuentes: La Nación, IProfesional, Clarín, Página 12)
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