El periodista Raúl Dellatorre marcó unos puntos muy interesantes sobre el gas en nuestro país luego de investigar y charlar con especialistas: “el gas constituye más del 60 por ciento de la matriz energética del país. De su consumo anual, 34 por ciento se quema en centrales térmicas (alimentando los motores para generar electricidad); el 29 por ciento es consumido por la industria; el 6 por ciento se convierte en GNC; el 27 por ciento se destina a consumo residencial y el 4 por ciento al comercio. De esos diferentes destinos, sólo los dos últimos, el 31 por ciento, son termodependientes. Es decir, varían con la temperatura ambiente. Del consumo residencial de gas, aproximadamente el 56 por ciento se usa para calefacción de los hogares, el 33 por ciento en calentamiento del agua (calefones) y el 11 por ciento en cocción (cocinas).
Lógicamente, por la dependencia térmica, este consumo residencial (junto al del comercio) sube mucho en invierno y, en uno tan frío como el actual, puede haber días en que llegue a representar más del 70 por ciento de la demanda".De esos datos recién apuntados se desprende primeramente que dado el gran uso de este tipo de recurso, la Argentina experimentó y esta viviendo una crisis energética en donde los responsables se pueden buscar por un lado en el gobierno anterior que no supo hacerle frente, o mejor dicho, complementar con una correcta política energética los intereses de desarrollo de la estructura productiva del territorio nacional, y así generar, por ejemplo, una notable distorsión de precios en el sector. Por otra parte, el oficialismo actual careció de un plan adecuado para intentar corregir lo antes mencionado, en este sentido aplicó una fuerte suba de tarifas sin considerar la compleja configuración de la sociedad de nuestro país y sus relaciones con el uso del gas. Asimismo, además de no tomar nota de los cotidianos y necesarios nexos que posee la población con este recurso, tampoco consideró que durante más de una década una vasta porción de la ciudadanía consumía gas bajo precios irrisorios, esto provocó un cambio cultural en la forma de consumir el gas natural, y dada la ya expresada matriz cultural de esta transformación, es difícil que los individuos comprendan que la tarifas que se manejaban hasta el momento carecían de un nivel estable y sustentable. El proyecto de tarifas del Gobierno del Presidente Mauricio Macri falló también en no contemplar que la utilización del gas se da de distintas formas dependiendo de las regiones (por ejemplo, no es el mismo el NEA que el NOA) y de las clases sociales. Es en este punto donde se observa claramente lo complejo del asunto cuando vemos que en la clase media conviven una "clase media baja" y "una clase media alta". Según diversos números la segunda podría recibir el aumento de precios sin tantos problemas e inclusive estaría en condiciones de no percibir subsidios, en cambio la primera sí experimenta la suba tarifaria como un fuerte golpe al bolsillo, en complemento con la fuerte inflación en los productos alimenticios. Ni siquiera la "tarifa social" que explicó el Ejecutivo le sirve en muchos casos a las personas pertenecientes a los sectores más pobres de la sociedad para atenuar los efectos de la alza de precios del gas. Para finalizar considero interesante mencionar las palabras vertidas por el ingeniero en Energía, Salvador Gil, en una nota con el periodista ya mencionado, Raúl Dellatorre: "....Salvador Gil recomendaría que se fijara una tarifa más accesible para un consumo básico, de 500 metros cúbicos anuales (que variaría por regiones según la temperatura media local). Y a partir de ese nivel, cargar con una tarifa más cara principalmente al 25 por ciento que más consume. Con un nivel de consumo tan concentrado, considera el especialista, no sería necesario distribuir tanto el impacto de un tarifazo si hay un sector que seguramente, está utilizando el subsidio para calefaccionar la pileta de natación o en un consumo excesivo en residencias suntuosas. En su opinión, cambiar el sistema de categorización de los usuarios residenciales de gas no sería tan complejo, y con un riesgo mínimo de cometer las inequidades producidas por un tarifazo masivo".Julián Lazo Stegeman(Fuentes: Clarín, Página 12)