¿Cómo sobrevivir a la angustia económica como pareja?
Las culpas, los no dichos, el poder y otras yerbas que enturbian las finanzas en común. ¿Cómo implementar estrategias de colaboración mas sanas? Por el especialista en vínculos Mauricio Strugo.
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En las primeras fases de las parejas suele ser necesario el "enamoramiento". Este estado interior está más relacionada con lo ideal que cada uno ve y desea que con la realidad. Sin embargo, esta sensación de fascinación y necesidad del otro, por más que no sea nada racional, es fundamental para poder luego en el "amor" llevar a cabo todos los planes que nos propongamos en el vinculo.En el compartir de la vida, a medida que van apareciendo proyectos y vamos creciendo, también van sumándose dificultades. Por más que desde la expectativa deseemos que todo vaya bien, es indudable que habrá vaivenes internos y externos que harán temblar la estructura de pareja al punto de producir algunas fisuras en ella e incluso, en algunas circunstancias, tirarla abajo. Quizá se pueda reconstruir, quizá no.El dinero y su manejo, suele ser un tema difícil para todas las personas y, por lo tanto, también es una cuestión complicada en los vínculos amorosos.En ese sistema son dos personas, cada una acostumbrada a su manera de administrar su economía, quienes tienen que acordar cómo van a manejar los gastos y decidir la manera más efectiva y menos contraproducente para lo que cada uno venía haciendo cuando decidía solo por sí mismo. Además, ya sabemos que aunque se lleguen a acuerdos, el dinero no sólo tiene que ver con la economía, sino que a través de él suele jugarse el poder y muchas veces hasta se usa como una manera de demostrar enojo y tantas otras emociones que trascienden ampliamente el uso de la plata como fin para adquirir bienes y servicios.Tanto cuando sobra como cuando suele escasear plantea desafíos al vínculo. Claro que cuando hay plata en abundancia, los problemas suelen ser distintos, como por ejemplo, temas de poder y disposición de quién lo genera sobre el otro.Cuando escasea suelen aparecer emociones que tienen que ver con la realidad concreta: cuando lo que producimos no alcanza para cubrir nuestros gastos, empezamos a desesperarnos, allí aparece la angustia, esa sensación conocida donde sentimos un nudo en la garganta y nos conectamos con la incertidumbre y el desconcierto de no saber qué hacer para palear la situación que aprieta y nos hace colapsar.Suelen echarse culpas mutuamente, sobre todo de quién genera más dinero, sin contemplar muchas veces que en una estructura familiar y de pareja, la productividad no sólo pasa por el dinero, sino también por los quehaceres domésticos y la crianza. Al no ser un trabajo remunerado suele despreciarse, sobre todo en estas situaciones donde la economía se está haciendo muy cuesta arriba y entonces aparecen los enojos, cuestionamientos y los reproches, como si de esa manera realmente se solucionara algo.
