Después del boom de Marie Kondo, llega el gurú del desorden
A contramano del elogio del minimalismo, Tim Harford -en su libro El poder del desorden- reivindica el efecto de lo informal e imprevisto. Te contamos uno de los ejemplos que avala su teoría. ¿Te sumás a esta tendencia?
La japonesa Marie Kondo, en su best seller La Magia del Orden, alienta a que cada cosa esté en su lugar y de ser lo más previsibles posible. Aunque la paradoja es que ella misma afirma que organizar cuidadosamente nuestras cosas en las estanterías es una trampa.Tiene razón. Tratar de imponer el orden al reorganizar una casa llena de objetos parece una buena idea, pero no lo es. Un título más acertado hubiese sido La Magia de tirar todas tus cosas, una política que, por otro lado, no considera en ningún momento. Pero, ordenar, en el sentido de recategorizar y almacenar está sobrevalorado.A veces nuestro deseo de orden, nuestra capacidad innata de crear un mundo ordenado, sistematizado, cuantificado, claramente diferenciado en categorías, planificado y predecible, es útil. De otra forma, no sería un instinto tan arraigado.Después del boom de Marie Kondo, llega el gurú del desorden¿Todo el mundo puede ser ordenado?¡Me separé! Y volví a la casa de mis viejosPero, con frecuencia, nos seducen tanto las ventajas del orden que no apreciamos las virtudes del desorden: todo aquello desorganizado, sin cuantificar, descoordinado, improvisado e imperfecto.Un ejemplo: mientras hacía el largo viaje de Londres a Filadelfia en 1726, un joven impresor llamado Benjamín Franklin tuvo la idea de escribir sistemática en una libreta sus esfuerzos para mejorar.Franklin aspiraba sistemáticamente a adquirir trece virtudes. Una de ellas era el orden. "Que las cosas tengan su lugar; que todos los asuntos tengan su momento". Franklin aparentemente nunca logró dominar esta simple tarea. "Mi plan para el orden fue el que más problemas me dio -escribió frustrado en sus memorias. Y añadió: no lograrlo me molestaba mucho y no podía enmendarme. Además, recaía con frecuencia, de forma que estuve a punto de tirar la toalla en este asunto".Placares en orden: tips para alcanzar esta difícil metaNo exageraba. Un académico escribió: "Quienes venían a verlo se quedaban sorprendidos al ver documentos de la más alta importancia desperdigados por el suelo y la mesa de la manera más descuidada. Tanto su diario como su casa eran un caos. Pero es difícil creer que una vida tan rica habría podido hacerlo aún si le hubiera prestado más atención a archivar documentos y ordenarlo todo.El armario cápsula o cómo armar un guardarropas con 40 prendasSu error no nos puede sorprender. Somos personas con una mente estructurada, instintivamente admirados el orden y negamos que el desorden sea un efecto secundario e inevitable de algo bueno y que a veces, incluso, sea algo bueno en sí mismo.Las 7 formas en que tu casa puede enfermarte (y qué podés hacer para evitarlo)Franklin era una hombre que hizo casi todo lo que se propuso. Entonces, ¿cómo es qué falló en esto? Quizás se dio cuenta en un nivel inconsciente de que el desorden no impedía el éxito.
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