Ir a constelar en grupo: las historias familiares que quedaron inconclusas se reviven y ordenan
En esta interacción grupal, componentes de canalización, memorias ancestrales, dones de mediumnidad y una suerte de psicodrama, sacan los trapitos al sol de las novelas familiares. Dialogamos con dos facilitadores de gran trayectoria.
Todos de alguna manera sabemos que las memorias familiares repercuten en nosotros. El psicoanálisis mismo centra su discurso en los vínculos primarios. Pero la medicina alternativa germana fue más allá. En los años 80, Bert Hellinger (quien actualmente tiene 94 años) fue el precursor de la teoría de las constelaciones familiares, una "pseudociencia" que cada vez tiene más facilitadores y campos de aplicación en Argentina y otros países. Con 64 libros publicados, el filósofo y pedagogo, teólogo rebelde de la fe católica, patentó la forma más tradicional y difundida de hacer esta famosa "terapia de constelaciones".Desde esta perspectiva, todos los miembros de una familia (llamada también "clan"), están interconectados como piezas de un sistema; se influencian unas a otras en la salud y la enfermedad, en la felicidad y la frustración, en los logros y en las heridas. Tanto las dinámicas compartidas como las experiencias particulares de los ancestros, van dejando huellas y legados en el psiquismo y en los cuerpos de los descendientes. Trayendo a la luz estos secretos familiares, el acto de consciencia traería nuevas salidas y resoluciones a los conflictos presentes. "Mi hermano no me habla", "no puedo tener hijos", "no consigo trabajo", son algunos ejemplos simples de temáticas que pueden "constelarse".Consultamos a dos facilitadores de esta técnica con gran experiencia: el psicólogo Guillermo Leone, formado en Gestalt, y en Centro Bert Hellinger de Argentina, es constelador y docente en nuestro país y en Brasil, donde ha publicado numerosos artículos, y el libro El oculto equilibrio de las cosas. Sara Levita es licenciada en psicología, también formada en terapia Gestalt, astróloga y realizó numerosos posgrados en el exterior.Somos nuestros ancestros"Mucho de lo que vivimos -explica Sara Levita a Entremujeres Clarín- es resultado de las historias, de los destinos, dolores, exclusiones, traumas que vivieron nuestros ancestros. Las constelaciones nos ven como parte de una memoria que se conserva en nuestra alma de estas experiencias transgeneracionales. Somos resultado de cientos, de miles de historias y destinos que llegaron antes que nosotros a través de nuestra madre y nuestro padre. Así como nuestro cuerpo es resultado de una información genética y hereditaria, también lo es el alma."Si el psicoanálisis va a buscar el trauma en los primeros años de vida, esta concepción de tintes esotéricos y organicistas, sin pretensión de verdad, realiza una ruptura en el paradigma tiempo-espacio-memoria-biografía. Narra a la persona desde mucho más atrás, reconstruye un mapa en el cual "una migración traumática", "la muerte en un parto", "ausencias paternas o maternas" son inextinguibles, resuenan aún hoy."Esta mirada -comenta el constelador Guillermo Leone, oriundo de Banfield, viajero por el mundo- no toma en cuenta la historia infantil solamente, sino la historia sobre el sistema familiar, de dónde viene, cuáles son los traumas que lleva en su haber, los impactos que tiene, los saltos, las pérdidas, y la persona que nace va a recibir todo esto como herencia. Algunas van a ser situaciones abiertas para resolver que van a cargar los que llegan a ese sistema, y otras son talentos y capacidades, que va a recibir de todo el recorrido que hicieron sus ancestros. Todo esto es codificado genéticamente o a partir del archivo akáshico, o campo de información".Muchos dicen que se necesita cierta valentía para constelar, que una vez dado el paso, tuvieron resultados sorprendentes. Los integrantes del grupo no se conocen entre sí, y se reúnen en un salón, alrededor de un espacio central vacío que se denomina "campo" (por el concepto aportado por la física cuántica de campos mórficos que explicaremos más adelante). "Una vez elegido el consultante que va a constelar, se sienta al lado del facilitador y plantea en voz alta su tema. En ocasiones, si el facilitador lo considera, puede no preguntar nada más y directamente se elige un representante, quien canaliza (desconociendo completamente la historia del compañero), lo que Hellinger llamó imágenes sanadoras, agrega Levita.
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