Los expertos responden: ¿si ordeno mi casa seré más feliz?

La cuarentena es un buen momento para decidir reorganizar tu casa (por fin) y hacerlo a conciencia siguiendo los consejos de los expertos. Y cómo a ordenar no le gana nadie, hemos querido rescatar una de nuestras figuras favoritas de la materia, Marie Kondo.
Después de vender más de ocho millones de libros (traducidos en más de 40 idiomas) y de captar acólitos con un programa en Netflix, Marie Kondo cuenta con una legión planetaria unida en la mecánica de deshacerse de la mayor parte de sus pertenencias bajo el mantra: "Conserva solo aquello que te transmite felicidad".No es la única que pontifica con éxito esta mezcla de organización, espiritualidad y minimalismo. El monje budista japonés Shoukei Matsumoto, en sintonía con su compatriota Kondo, escribe en el superventas A monk's guide to a clean house and mind [La guía de un monje para una casa y una mente limpias]: "Las personas que continuamente buscan cosas nuevas han cambiado su libertad por deseos terrenales. Solo aquellos que pueden disfrutar de usar su imaginación al trabajar con recursos limitados conocen la verdadera libertad". También sigue en activo la pionera del movimiento Zen organizer en Los Ángeles (es decir, en Hollywood), Regina Leeds. Ella fue la primera en decir: "Creamos en el mundo físico el patrón mental de cómo pensamos y experimentamos el mundo". Y para terminar de identificar el estado de nuestra casa como un reflejo de la mente, llega Fay Wolf y su sistema New order, según el cual somos más creativos en espacios despejados. Wolf apuesta por reorganizar la casa dejando nuestros deseos en el centro: si pintar, tocar un instrumento o cocinar es lo que nos hace felices, eso debe ocupar el lugar principal de nuestra atención. Del resto, salvo que sea extremadamente útil, podemos deshacernos.Cuentos para adultosExiste una poderosa psicología detrás del orden, más allá de las modas. En 2010, una investigación de la Universidad de California (EE.UU.) estudió durante tres semanas, mediante software lingüístico, cómo 60 mujeres describían sus casas y luego analizó fisiológicamente a esas participantes. Quienes habían empleado términos como "desorden" o "proyectos sin acabar", eran más propensas a la depresión y la fatiga, y tenían niveles más altos de cortisol, la hormona del estrés. Otra investigadora norteamericana, Nicole R. Keith, de la universidad de Indiana, dirigió un estudio que demostró que las personas con casas limpias eran más activas y tenían mejor salud.Pero ¿qué tipo de sociedad necesita recordar a sus adultos que sean ordenados? La sociedad del hiperconsumismo. La psicóloga Arancha Luengo López, de Evoluciona Psicólogos Madrid, nos explica que el éxito de esta tendencia refleja el fracaso de una sociedad acumulativa y necesitada de soluciones rápidas. "En el fondo, estos métodos nos dicen que las cosas son de usar y tirar y nos hacen plantearnos hasta qué punto lo material nos hace felices; indican que hay que revisar nuestra forma de comprar y acumular, o preguntarnos si estamos tratando de llenar un vacío con cosas. Pero no somos conscientes de que revertir el caos no es inmediato, es algo tiene que trabajarse a diario", asegura Luengo.Sin frustraciónSegún la psicóloga, el planteamiento que identifica paz mental con hogar organizado peca de algo simplista y generalista. "Puede que si nuestra casa está ordenada nos haga sentir bien en un sentido práctico y en cierto sentido psicológico (si tengo colocado lo de fuera, es más fácil que yo esté equilibrado dentro), pero no todas las personas somos iguales; a algunas el acto de fregar los platos puede relajarlas, pero a otras les estresará porque ese automatismo dejará que su mente se vaya hacia sus preocupaciones", explica.Por otro lado, un método tan radical como el de Kondo es incompatible con muchísimas personas y tratar de adaptarse a él puede ser una fuente de frustración. "A algunos les irá bien, pero otros tienen su propio orden dentro del desorden. Un espacio tan aséptico requiere gran esfuerzo en su mantenimiento y, según la persona, tratar de mantenerlo en el tiempo puede ser más una fuente de estrés que de alivio", dice la psicóloga.En cuanto al consejo de deshacerse de objetos inútiles, pero cargados de significado, la experta dice que "hay que actuar con cautela antes de eliminar cosas que nos confortan. Por ejemplo, si tengo un armario lleno de ropa de mis padres fallecidos quizá tengo que aprender a decir adiós a algunas cosas, pero puedo quedarme con un par de prendas para recordarlos".Para evitar estas situaciones, la enésima profeta del orden, Margareta Magnusson, ha compartido con el mundo el concepto sueco de döstädning: la limpieza antes de la muerte que, según ella, todos los adultos deberíamos realizar (al menos a partir de los 50 años), para no dejar a nuestros deudos la papeleta de qué hacer con los objetos más íntimos. En The gentle art of swedish death cleaning: how to free yourself and your family from a lifetime of clutter, [El dulce arte de la limpieza sueca antes de morir: cómo liberarte, a ti y a tu familia, de toda una vida de desorden], despacha con humor lo incómodo y violento que resultará para los nietos encontrar cartas íntimas y juguetes sexuales de sus abuelos.Tanto el döstädning como el método konmari o cualquier otra estrategia para ordenar definitivamente puede resultar complicada. Por eso en nuestro país cada vez es más habitual encontrar a profesionales de la organización. María Gallay (El poder del orden, Planeta) es una de las pioneras. Si crees que el orden te hará libre, esta es tu guía.Fuente: Mujer Hoy
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