Los riesgos de la sobreprotección infantil
Todos queremos lo mejor para nuestros hijos y procuramos evitarles cualquier tipo de sufrimiento. Sin embargo, los niños deben vivir sus propias experiencias para aprender y ser autónomos.
Dejar que los hijos tomen sus propias decisiones y experimenten cometiendo incluso sus propios errores es una de las tareas más complejas que tiene la maternidad y la educación de los niños. El riesgo de no hacerlo es la sobreprotección, que crea niños inseguros, dependientes y propensos a la depresión.Sin embargo, no tenemos que alarmarnos, nuestros hijos necesitan que estemos con ellos, que les acompañemos y los protejamos, pero debemos establecer límites en nuestra intervención para que no tenga un efecto negativo y contrario a los objetivos que buscamos. Lo mejor es empezar desde pequeños con cuestiones sencillas como dejar que coma solo aunque se ensucie o permitir que se aleje en el parque, por supuesto, sin que le perdamos de vista.La protección es algo normal, natural, instintivo y, además, necesario para la propia supervivencia. Los niños, al nacer, requieren de todo tipo de atenciones, necesitan la dedicación de los adultos para sobrevivir 24 horas al día. Lo peligroso llega cuando este tipo de actitudes se repiten ante todas las actividades de los niños independientemente del riesgo que conlleven.Todos queremos lo mejor para nuestros hijos y madres y padres velan por su seguridad y su bienestar, procurando evitarles cualquier tipo de sufrimiento. En el equilibrio está la virtud y fomentar la autonomía e independencia no quita que los niños sigan necesitando de la atención, de los mimos y del cuidado de sus padres.Normalmente la sobreprotección es fruto de circunstancias especiales, como la llegada de un hijo muy deseado y buscado durante años, una enfermedad grave o crónica o un accidente, la ausencia repentina de uno de los progenitores, la crianza por parte de los abuelos o sencillamente, la propia personalidad de los padres.ConsecuenciasLos niños sobreprotegidos muestran características negativas durante la infancia que permanecen durante la edad adulta, siendo más proclives a ser manipulados y con dificultades para tomar decisiones.Sentimientos de inutilidad y dependenciaFalta de autoestimaDificultades para aprenderDificultad para hacerse responsables de sus propios actos y para tomar las riendas de sus vidasSuelen ser niños más miedososFalta de iniciativa propia y de creatividadInsatisfacción por sus propios logrosInmadurezNormalmente tienen pocos amigosPoca tolerancia a la frustraciónTimidez y retraimientoEscasa empatíaCierto nivel de egocentrismo y necesidad de atenciónInsatisfacción por los propios logrosTemor ante lo desconocido y evitan emprender iniciativas propiasPara evitar las numerosas consecuencias negativas que tiene la superprotección es importante adoptar conductas que fomenten la independencia y autonomía de nuestros hijos, aunque eso pueda conllevar algún riesgo, siempre que este sea medido. De este modo podrá aprender por la experiencia, tanto de sus acciones positivas, como de los errores.Deja que tu hijo experimenteNo intervengas en todos sus problemas, puedes acompañarle o hacerle reflexionar sobre cuál es la mejor solución, pero tiene que aprender a proponer opciones, a valorarlas y a elegir la más adecuada.Todos los niños se caen, deja que juegue y disfrute y sólo debes intervenir cuando exista un peligro real que pueda dañarlo. Golpearse en el parque es algo normal y no se considera como un grave peligro potencial.Fomenta que tu hijo juegue con otros niños y permite que se aleje de ti y disfrute con los demás. Comprobarás que, realmente, no se aleja tanto como pesábamos que podría hacer.Respeta su ritmo de aprendizaje y permite que se enfrente a sus propios retos. Tan negativo puede ser no permitirle que suba al tobogán más alto, como obligarle a hacerlo. Los niños valoran sus propias capacidades y se mantienen en su entorno de seguridad.Fomenta su autonomía y responsabilidad asignándole tareas adecuada a su edad. Con un año ya puede ayudar a quitarse los calcetines para bañarse y con dos puede colocar las servilletas en la mesa antes de comer. Poco a poco los niños deben asumir responsabilidades que además les permitirán comprobar que son capaces de hacer las mismas cosas que los mayores.
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