El dolor que se siente en el alma es infinito e indescriptible. ¿Qué consuelo hay para lo sucedido? Tal vez comprender que todos tenemos nuestro destino marcado desde siempre y que éste era el tuyo..., que tu destino era un breve paso por el universo físico en el que hiciste, con frontalidad, tu integridad, plena de capacidad y don de gente. Daniel, siempre estarás en mi memoria, y cada noche que mire al cielo sabré que estarás ahí para brindarme un fuerte abrazo.C. L.