Recordatoria
Daniel Padilla
El domingo por la noche resonaba en los relojes la hora de tu impostergable partida. Y en ese instante, mi mente se abstrajo del universo, llevada por un profundo dolor y un infinito desconsuelo. Y en ese viaje de mi pensamiento aparecieron innumerables recuerdos, todos colmados de tu presencia: las horas compartidas en la sala de partos con tu incomparable respaldo, las guardias en las que coincidíamos que se amenizaban con tus bromas ácidas (sólo para entendidos), los momentos difíciles en los que siempre ponías tu cuota de ironía para descontracturar el ambiente, las reuniones en el Colegio Médico, tu esperado casamiento, el nacimiento de Pedrito quien reavivará en nosotros, cada día, tu recuerdo.
El dolor que se siente en el alma es infinito e indescriptible. ¿Qué consuelo hay para lo sucedido? Tal vez comprender que todos tenemos nuestro destino marcado desde siempre y que éste era el tuyo..., que tu destino era un breve paso por el universo físico en el que hiciste, con frontalidad, tu integridad, plena de capacidad y don de gente. Daniel, siempre estarás en mi memoria, y cada noche que mire al cielo sabré que estarás ahí para brindarme un fuerte abrazo.C. L.
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