"Maestro, haz que pueda ver."
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara.
Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. Mateo (10, 46-52)Muchas veces nos falta luz para seguir nuestro camino y la angustia se apodera de nuestros corazones. Se nos ha olvidado que solo Jesús puede salvarnos y sacarnos de nuestra noche espiritual. Pidámosle al Señor que abra nuestros ojos a la verdad y nos ayude a no apartarnos nunca de Él.Pensamiento de la Madre Ma.Pilar IzquiedoTengo Sed n° 359: "Jesús me miró, le miré y quisiera en esa dulce mirada embriagarme hasta el punto de no vivir, porque es mi Dios quien vive en mí y por esa recreación amorosa lucharé como enamorada que vence siempre por amor".Grupo Misionero Laico Madre Ma. Pilar IzquierdoGualeguay- Entre Ríos
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