Ritos necesarios
Durante siglos los pueblos y también civilizaciones enteras tenían grandes relatos simbólicos con referencia a la vida y a la muerte, relatos que daban unidad y sentido a los individuos en medio de las comunidades.
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A esos relatos se los narraba sobre todo a través de mitos, de historias profundamente simbólicas: en esos mitos las multitudes veían reflejadas sus propias vivencias: las más hermosas y las más trágicas. Pero además al relatar sus mitos era costumbre realizar ritos comunitarios de carácter religioso, político, familiar y al mismo tiempo ecológico. En el libro del "Principito" (como sabemos) hay una página admirable al respecto: "Hubiese sido mejor regresar a la misma hora - dijo el zorro al principito. - Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, ya desde las tres comenzaré a estar feliz. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me agitaré y me inquietaré; descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes en cualquier momento, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Es bueno que haya ritos. - Qué es un rito? - dijo el principito. - Es algo también demasiado olvidado - dijo el zorro. - Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días, una hora de las otras horas. Desde hace siglos- en memoria relato de la última cena- en nuestra civilización los pueblos marchan detrás de "la Custodia" por las calles en lo que se llama la "procesión del Corpus".Durante siglos el jueves posterior a la fiesta de la Trinidad los sacerdotes sacamos la Santa Hostia en medio de las comunidades y de las alabanzas, en medio del incienso y los cirios. Dice la historia que el rito de esta procesión del "Corpus" tuvo origen en la Edad Media: una monja mística llamada Juliana tuvo- al respecto- una revelación privada, un papa llamado Urbano aprobó oficialmente esa práctica: teólogos como Tomás de Aquino y Buenaventura profundizaron el relato y el rito con su saber. El pueblo sencillo confirmó el rito con el corazón.A partir del siglo XVI con el gran cisma que dio origen a lo que nosotros conocemos como "comunidades evangélicas" se inició una gran sospecha en torno a ese rito; la modernidad reciente -incluso en los países católicos- se fue llevando casi al olvido el rito y el relato. Las ciudades pensadas prácticamente solo para la producción hicieron inviable el rito y el día. El rito-por ejemplo- se dejó de hacer un jueves. Ya no se escucha entre nosotros aquella copla hispana que dice: "Tres jueves hay en el año/ que relucen más que el sol:/ Jueves Santo, Corpus Christi/ y el día de la Ascensión". Durante siglos en un jueves del año la sociedad se detenía frente a la Hostia. Hoy corremos el riesgo de no haya "días diferentes" como dice el libro del Principito. Por otro lado vemos como los jóvenes han acudido en los últimos lustros a lo que se ha dado llamar la "misa ricotera": la misma tiene rituales, tiene "peregrinaciones" pero no tiene un relato. Pareciera que el rito se hace porque sí...pero eso será tema de otro artículo. Seamos católicos o no, reconozcamos que la pérdida de los grandes rituales es un desafío para nuestro tiempo; y no sólo para los creyentes sino también para todos los pueblos y también para toda la civilización.En conclusión: 1- Es muy probable que nuevos grandes relatos comunitarios y grandes ritos vayan dando de nuevo sentido a las personas en medio de la civilización y que esto sea uno de los antídotos contra el egoísmo. ¡Esa es nuestra esperanza! 2-Estar encerrado en cuarentena es excepcional: pronto tendremos que volver a los rituales religiosos, civiles, familiares haciendo memoria de los grandes relatos que dan sentido. 3-Los católicos tratemos de meditar sobre la Presencia de Jesús en la Eucaristía para vivir según el "amor entregado" como consecuencia de la ritualidad.
