Aires de cambio
Comienza una nueva era con una manera distinta de hacer política, esto no quiere decir que traiga bueno resultados, pero la esperanza de un país mejor se encuentra en toda posibilidad de cambio. Comprender la trascendencia de un fenómeno de este estilo, nos encara para abordar el futuro que se viene.
La historia argentina, a lo largo de su recorrido, desde el regreso a la democracia hasta la actualidad, se ha destacado por transformaciones y transiciones no del todo serenas, contextualizadas por gobiernos salientes sin mucha colaboración y actuando en sintonía más de un regreso al poder, que de traspaso de mando. El capítulo que comienza el próximo 10 de diciembre no está alejado de esta realidad, ya que tras el encuentro ficticio entre la actual primera mandataria de la Nación y el presidente electo, sumado a las escasas posibilidades de contar con información oficial para comenzar a planear una estrategia de gestión, nos da pistas de que el ingreso del nuevo gobierno no será acompañado por el apoyo de su antecesor. Como aclaró el ingeniero Macri, "La reunión no valió la pena". Es curioso observar cómo en pocos días puede cambiar el panorama del país, como también es relevante tener en cuenta de qué manera los medios de comunicación realizan el tratamiento de esta temática, porque aquellos que hace poco tiempo apoyaban al candidato de Cambiemos, hoy ya realizan conjeturas negativas y un tanto desafortunadas sobre lo que va a pasar luego de la asunción. A su vez la victoria del representante del Pro, marca un antes y un después, no solo por el histórico triunfo tras el primer balotaje de la historia, sino que además el próximo será el único gobierno no peronista que ingrese a la Casa Rosada desde el `83. Cuestión que pone en sus manos una responsabilidad para comprobar que sin este es posible gobernar, y por otro lado, siembra el interrogante sobre el porvenir del partido del General. Muchos son los personajes que desean sentarse en ese trono, más aun sabiendo que el oficialismo está perdiendo intensidad con su principal referente fuera de la administración pública, dando indicios de una transformación del kirchnersimo que puede terminar por acabarse o en una reforma de sus filas. No hay que olvidar, que otras son las fuerzas que pretenden imponerse tal como el massismo, que ve en el ex intendente de Tigre la figura de la renovación, y en donde también estaría el cordobés De la Sota. Daniel Scioli y el respaldo logrado durante de la campaña, dio forma a una estructura que pretende distanciarse del modelo, para formularse como una fracción distinta. Aquí aparecen personalidades como Juan Manuel Urtubey o Alberto Pérez, que confían que el gobernador de Buenos Aires es quien debe tomar las riendas del partido, imponiendo otra metodología a seguir. Presentado su gabinete, la dirección de los próximos años pretende contagiar un rasgo de transparencia, guiada por la experiencia de sus funcionarios, intentando lograr contar con un estado eficiente, amparando a aquellos que creen eficaces, y reemplazando a otros que no lo son. Las hipótesis sobre lo que podrá ocurrir, solo sirven para polemizar sobre un gobierno que todavía no ha asumido sus funciones. Las presunciones previas a que ocurran las cosas, ejercen presiones para comenzar a gestionar, en un clima político bastante contradictorio luego del resultado del 22 de noviembre. Tras un país dividido por la segunda vuelta, la obtención de la legitimidad será uno de los principales retos que tendrá la presidencia entrante. Basta con esperar que estos aires de cambio puedan materializar todas las demandas del pueblo, que no debe alarmarse y si colaborar a lograr un Argentina mejor.Agustín Curuchet
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