En boca de todos
En boca de todos, pero con pocas soluciones hasta ahora, el caso Amado Boudou, ha invadido los diferentes medios nacionales, abrumándonos con información y contenido conflictivo, que nos permiten alcanzar ciertas conclusiones sobre un tópico que aún no se encuentra del todo claro.
Como ya saben, nuestro actual vicepresidente fue procesado, hace unos días, en la causa Ciccone, por los delitos de cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública. Esto desató diversas reacciones en los diferentes grupos políticos, lo cual repercuten y han generado un clima de incertidumbre de carácter general. Dicha noticia además, llevó a una reunión de la Comisión de Juicio Político, en donde un conjunto de 31 diputados trataron el posible enjuiciamiento del mandatario; lo cual concluyó sólo en iniciativas, debido a que el Frente para la Victoria se encontraba en mayoría, y se respaldó expresando que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. La inocencia de Boudou, es un tema que no me compete, pero si quisiera abordar cómo repercute y podrá repercutir esta situación en el recorrido político del país. Sabemos que la realidad que se vive, no es la mejor; en una economía apoderada por un aumento constante de la inflación, un dólar controlado pero inestable y una problemática financiación extranjera, que se ha visto empeorada por el conflicto con los holdouts, esta dificultad, de la segunda figura más relevante en el Ejecutivo, parece completar el cartón, como expresa el dicho popular. El respaldo al vice por parte del oficialismo es inevitable, pero es preciso pensar si su permanencia en el poder con este presente, contribuye o, simplemente, agrava la situación que el gobierno atraviesa. Lamentablemente, un funcionario procesado por la justicia, no le brinda a la sociedad una imagen muy positiva; más aún si esa persona tiene entre sus tareas la de presidir las sesiones del Senado, como también, ocupar la primera magistratura en ausencia de la Jefa de Estado. Sin ánimo de apelar al conflicto o la disputa, creo que la circunstancia que como país estamos transcurriendo es de preocuparse, ya que tener entre las filas de gobernantes a alguien con dicha coyuntura, es algo que debe ser solucionado cuanto antes. Como expresa el periodista del diario La Nación, Fernando Laborda, "cuanto mayores sean la inflación, los despidos y los temores a perder el trabajo, menor es la tolerancia ante los escándalos vinculados con supuestas irregularidades administrativas", demostrando que el tópico tratado se inserta en una realidad bastante difícil de afrontar. Las desdichas políticas, las elecciones cada vez más cercanas, sumados a una falta rotunda de declaraciones por parte de la Presidenta, hacen que se genere un ambiente en el cual no se delimiten finales posibles. Lo preciso entonces, está en llamar a los gobernantes a no sólo unirse en busca de una solución, sino comprometerse a que, culpable o no, este tipo de prácticas se alejen o no se vuelvan a repetir en nuestra política nacional.Agustín Curuchet
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