La espectacularización de la Justicia
En estos días, en donde la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, se propuso hablar, en más de uno de sus discursos, sobre los fallos de la Corte y su gran enemistad con esta, demostró claramente su actitud por poner en tela de juicio su funcionamiento, y tratar de lograr una espectacularización de la Justicia.
La palabra espectacularización proviene del término "espectacular", definido por la RAE como todo aquello que posee caracteres propios de un espectáculo público. Es esta la peculiar característica que ha adquirido nuestro poder judicial, al convertirse en un tópico común, consumido de manera interminable por los medios de comunicación; y, que al parecer, conviene atribuirle por parte del gobierno nacional y sus grupos partidarios. El desencadenante de esta cuestión supone ser el polémico fallo de la Corte Suprema, que declaró, el pasado martes 18 de junio, la inconstitucionalidad de la ley 26.855, que estableció una nueva regulación del Consejo de la Magistratura, y del decreto 577/13, que instaura la convocatoria para la elección de candidatos a consejeros. Rechazando así, no sólo estas medidas, sino la intención del oficialismo de querer tener aun más dominio del que hoy posee controlando los otros dos poderes. Y como bien expresó el periodista Mariano Grondona en su columna del Diario La Nación: "El país se ha partido en dos; dos de los tres poderes del Estado- el Ejecutivo y el Legislativo- se han alienado con la Presidenta, en tanto el tercer poder restante, el Judicial, se ha alienado a la Constitución". Dejando de esta manera en claro, esta disparidad existente en la república, que entorpece su funcionamiento, y nos deja inmersos en una discusión que, en partes, no nos pertenece. Los hechos ocurridos demuestran que el deseo de democratizar la justicia parece ya deteriorarse. Pero, ¿son estas medidas justas? Yo creo que sí, ya que todo órgano técnico debe ser elegido por sus pares, que estudiaron y conocen las particularidades de ese ámbito; a nadie se le ocurriría hacer una selección abierta de cirujanos sólo sobre la base de sus simpatías o habilidades oratorias. Estamos acostumbrados a ver las cuestiones de gobierno como si fuese un "reality show", y es este el principal problema de la falta de gestión política existente. Así, nos preocupamos más por lo que vemos publicado en las diferentes redes sociales, que sobre lo que verdaderamente se está realizando y produciendo en nuestro pueblo, provincia o país. Por lo que el "tercer poder", como lo nombró la presidenta en uno de sus discursos y que advirtió que tiene "muchos remedios, buenos farmacéuticos, inyecciones y antibióticos" al identificar a la actual Corte con un virus al que hay que combatir para "sanar", hoy se ha sumergido en esta idea constante de hacer espectáculo. Y, en contraposición, la decisión de decirle no al proyecto de ley en cuestión, representa, de algún modo, una forma de demostrar que no se encuentra del todo de acuerdo con lo que desde el Ejecutivo se proponen. Cuestión que no me parece del todo negativa, ya que las discusiones y discrepancias son parte y constituyen la esencia de la tan preciada democracia, de la cual algunos se acuerdan sólo cuando las circunstancias los favorecen. Considerar a cada poder como individual, pero interrelacionados entre sí, sería lo primero que los argentinos tendríamos que proponernos, para lograr vivir en un sistema social en donde cada uno ocupe su lugar, sin sobresaltos ni descabelladas unificaciones. No creo conveniente llegar a calificarnos, como ciertas voces expresan, como una dictadura, pero sí llamo a tomar conciencia de que el cambio es posible, que nunca es bueno que exista una única opinión y que, como siempre sostengo, la herramienta está en nuestras manos y es el voto popular.Agustín Curuchet
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