Linchamientos, una enfermedad social
La columna de hoy, está destinada a abordar un tópico que nos toca de cerca a cada uno de nosotros y nos corrompe como sociedad. El fenómeno de los linchamientos se encuentra en pleno auge, y es así que trataré de fundar las causas del mismo, con la idea de interpretarlas para mejorar.
Desde hace algunos días, hemos visto en los diferentes canales de información, que la sociedad ha encontrado una penosa solución a los robos y arrebatos que sufre día a día: los linchamientos a delincuentes. Y lo que es peor, estos sucesos generan discrepancias y peleas entre los mismos miembros de la comunidad, enfrentando a quienes están o no de acuerdo con este tipo de reacciones. El término "justicia por mano propia" no es algo nuevo y desconocido por nosotros, pero lo que estoy seguro, es que ha llegado a una instancia última y, casi imposible de retomar. Y digo esto no con la simple intención de devastar o suscitar un clima de malestar; sino basándome en una situación que da pocas muestras de restablecerse. Hay que ser consciente al establecer que el tema tratado es un tópico difícil de abordar, ya sea por no encontrar un desenlace positivo, o por el hecho de pararse en el lugar del otro y entender lo que le está sucediendo. Aquel que ha sufrido un simple arrebato, robo, o lo que es incomparable, la muerte de un ser querido a causa de un acto delictivo, sólo esa persona sabe la impotencia que genera no encontrar una respuesta eficiente, y el odio, rencor y desprecio que nace en contra de cualquier individuo que realice este tipo de prácticas criminales. Sin embargo, y entendiendo el dolor que pueden sufrir estas familias, no creo que la solución sea la agresión, ya que considero que la violencia no hace más que engendrar más violencia. Este suceso, que ya tiende a naturalizarse, puede deberse, según mi entender, a un conjunto de causas, las cuales generan impotencia y fastidio. En primer término, notamos que el Poder Judicial vive hoy una realidad llena de incertidumbre, de la mano de una ineficacia tarea que deja mucho que desear, y provoca un gran cuestionamiento. A su vez, la carencia de acción que poseen las diferentes fuerzas armadas, junto con una regulación deficiente del sistema penitenciario, generan un ámbito delictivo y de violencia que en vez de disminuir, aumenta. Y sumo a esta lista, a los diferentes canales y medios de comunicación, que desde hace ya tiempo, de la mano del morbo y la abundancia de sangre, han originado una atmósfera de intranquilidad y desesperación constante. No creo que ellos sean los culpables del aumento delictivo, pero sabemos, y es más que comprobable, que los medios establecen lecturas, y esto, en este caso, los transforma en partícipes directos de la situación. Para concluir, decido traer a colación el término de "anomia", aquella cuestión sociológica planteada por el sociólogo francés Émile Durkheim en su obra "La división del trabajo social y El suicidio", quien refiere de esta manera, a una desviación o ruptura de las normas sociales, que le imposibilitan al individuo el poder lograr las diferentes metas de la sociedad, vinculadas con el control y la desviación social. Esta es la realidad que estamos viviendo, llamo entonces, a tratar de tranquilizarnos y unirnos más como comunidad, con el objetivo de hallar un medicamento que pueda sanar este virus nacional de linchamientos, y así, ultimar la agresión incesante.Agustín Curuchet
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