“Andar por el mundo con arrepentimiento es una suerte de discapacidad”
El abogado y psicólogo Arnaud Maitland, de 68 años, estuvo en nuestra ciudad donde presentó su libro “Vivir sin arrepentimiento” y brindó el seminario "Nunca es demasiado tarde para curar el pasado". Esta actividad estuvo organizada por Madre Tierra y la Licenciada Silvina Villafañe.
Maitland nació en Holanda y desde hace más de treinta años vive en Estados Unidos. Es graduado en Derecho y posee además un Master en Filosofía y Psicología en Budismo Tibetano. Estudió desde 1979 con el Lama Tibetano Tarthang Tulku en Berkeley, California. Es instructor de meditación, director de Dharma Publishing y del Center for Skillful Means.En su trabajo, Arnaud Maitland incorpora las antiguas enseñanzas del Budismo Tibetano a la corriente de la cultura y la vida contemporánea, tanto para el área personal como la profesional. Ha brindado seminarios Estados Unidos, Alemania, Holanda, Gran Bretaña, Francia, Brasil y Argentina.¿Cómo surge la posibilidad de llegar a nuestra ciudad para brindar el seminario?Maitland: He estado viniendo a la Argentina durante 15 ó 16 años, a Buenos Aires y a Trenque Lauquen, donde tengo familia. Silvina (Villafañe) está trabajando en unos cuantos lugares de Buenos Aires y le pregunté si yo podía ir a trabajar a esos lugares y Gualeguay estuvo primera en la lista. Para mí es muy bueno estar fuera de las grandes ciudades y más cerca del campo.¿Qué significa vivir sin arrepentimiento?Maitland: Desde que tenía 29 años he estado investigando sobre el desarrollo humano, he querido una vida donde pueda desarrollar y explorar todas mis capacidades, que no sabía cuáles eran pero que sabía que las tenía y, a través de mi exploración conocí a mi maestro, que es Tarthang Tulku. Me di cuenta que él era la corporarización de lo que quería vivir y que era lo que había estado buscando, he estudiado sus enseñanzas, que pertenecen al budismo pero que yo agregaría que es sobre los seres humanos. Lo que intento es integrar Occidente a Oriente, porque creo que ambos se complementan y en sí mismos y juntos forman una unidad. Descubrí que en el Oeste no sabemos qué hacer con el arrepentimiento y somos geniales haciendo teléfonos, pero no somos buenos en trabajar con el perdón y eso es algo que Oriente puede enseñar. No es necesario estar atado al arrepentimiento, hay un modo de trabajar con ello y no es un modo conceptual, no se soluciona pensando en eso. Trabajar con el arrepentimiento no es algo grandioso, podés encontrar que estás caminando y que no estás tanto atado a él, te vas a dar cuenta que tu vida es muy valiosa. Una de las mejores enseñanzas que han dado es sentir el sabor que es posible.Lea más en la edición impresa en papel
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