M.Godoy y G. De Zan: “Todos los momentos, todos los instantes fueron de profunda emoción”
“El Debate Pregón” conversó Marianela Godoy y Gisela De Zan, dos de las integrantes del Grupo de la Acción Católica de la Parroquia San Antonio que viajaron a las “Jornadas Mundiales de la Juventud” que contó con la presencia del Papa Francisco. Los integrantes del grupo eran: Pedro y Mariano Benedetti, Agustina Gravina, Aranzazú Fernández, Catalina Recalde, Rodolfo Celis, Araceli Ramírez, el Padre Héctor, Rita Moresco, Marianela Godoy y Gisela De Zan. Volvieron con la emoción de un sueño cumplido y una Fe enriquecida.
La concreción de una esperanza¿Cuándo decidieron el viaje?M.Godoy: Desde el año pasado nos comenzamos a organizarnos para viajar a las Jornadas Mundiales de la Juventud y más aún cuando supimos que era en Brasil porque nos queda, dentro de todo, cerca. Empezamos a hacer distintas actividades para juntar fondos, en forma colectiva y también individual. En un determinado momento ya decidimos quiénes podíamos ir. Gracias a Dios, la mamá de una de las chicas del grupo tiene una agencia de viajes y ella nos solucionó mucho. El alojamiento podía ser en las parroquias, en salones, escuelas. Los organizadores habían dispuestos muchos lugares para alojarnos. Hay un grupo organizador a nivel internacional y grupos pertenecientes al país donde se realiza. Con el correr del tiempo vieron que eran muchos los inscriptos y tuvieron que disponer de lugares en diferentes puntos de Brasil, cercanos a Río de Janeiro, de 30 a 50 km. de distancia.¿Dónde se ubicaron ustedes?G.De Zan: Nosotros fuimos a parar a la Parroquia San Sebastián, en una localidad ubicada a más o menos a 35 km. de Río. De los que estábamos destinados a ese lugar, fuimos los primeros en llegar y tuvimos la dicha de que nos alojáramos en casas de familias, todas vecinas, una al lado de la otra ya que eran parientes o muy amigos.¿Qué incluía la inscripción?M.Godoy: Para asistir a las Jornadas pagamos una inscripción que incluía transporte, las comidas, lo que ellos "kit del peregrino" que contiene las mochilas, remeras, todo el material que necesitamos durante las jornadas. Eso lo pagamos por internet. Sin esa inscripción no se podía participar de las Jornadas. Después de mucha esperanza y expectativas logramos todo eso. Las tarjetas para trasladarnos la podíamos usar en cualquier tipo de movilidad, tren, subte, colectivo y hasta en barco; contenía unos 8 viajes por día. Otra tarjeta ticket restaurante a la que estaban adheridos muchos locales. Viajábamos todos los días a Río; tomábamos un colectivo, después un tren y al final el subte hasta Copacabana, sobre la playa, donde se realizaban los actos centrales.¿Cuándo estuvieron con el Papa por primera vez?G.De Zan: La primera vez que lo vimos fue en el encuentro que él pidió tener con los argentinos en la Catedral de San Sebastián. Dejaban entrar solamente a 5.000 argentinos. Teníamos que ir con documentos, credencial, papeles donde constaba nuestra nacionalidad. La vigilia comenzó la noche anterior, pero las familias donde nos alojábamos nos dijeron que era peligroso. Es así que nos levantamos a las 3 de la madrugada y esas familias nos acompañaron. Bajo la lluvia nos fuimos a hacer la cola para entrar. A las 10,30 hs., se abrieron las puertas y de a poco empezó a marchar la larga cola, cuadras y cuadras de argentinos de los cuales muchos se querían colar adelantándose. No podíamos llevar banderas, ni mochilas, sólo cámaras de fotos y celular. Después de pasar varios controles logramos entrar y detrás nuestro unas 100 personas más y se cerraron las puertas. Se calcula que 30.000 personas quedaron afuera, los que pudieron saludarlo cuando sobrevoló en helicóptero.Esperamos unos 20 m. y él entró, pasó por un pasillo a unos 6m. de nosotros y después se ubicó a unos 20 m. de donde estábamos. ¡Fue hermoso!, no fue mucho tiempo el que nos habló, pero lo que nos dijo es inolvidable y nos llenó de esperanza y aumentó nuestra Fe. Días posteriores, con los argentinos que nos encontrábamos le preguntábamos si habían podido entrar y la mayoría nos decían que no, así que nos sentimos elegidos.¿Cuáles fueron las ceremonias a las que asistieron?M.Godoy: En Copacabana estuvimos en todas las ceremonias en que estuvo el Papa, por ahí no tan cerca, ya que era una multitud aparte de los jornalistas. Parecía un mar de gente, era imposible pasar a la playa porque estaba vallado así que mirábamos a través de las pantallas. De pronto no se escuchaba bien; consideramos que los sobrepasó la cantidad de personas que estuvieron en los actos centrales ya que mucha gente de Brasil fue porque dieron 2 días feriados. Los organizadores contaban con la gente que estaba inscriptas para las JMJ; la concurrencia fue desbordante. Sí pudimos disfrutar a pleno el hecho de compartir con gente que sentía lo mismo que nosotros, ya sea argentinos o de otros países. El clima de fiesta, de emoción se mantuvo durante toda la semana, más sabiendo que él estaba ahí, acompañándonos.¿Qué momento les resultó más emocionante?G.De Zan: Todos, pero la misa de los argentinos en la catedral fue especial. Éramos 20.000 argentinos, uno pegado al otro y esa misa se realizó el día en que el Papa llegó a Río, pero la celebramos sin su presencia. Estaban los obispos y sacerdotes argentinos, entre ellos Monseñor Lozano a quien le mostrábamos la bandera para que nos reconociera y cuando nos vio, nos saludó. Con el grupo de la Parroquia San Antonio fue el padre Héctor Risso, y con el grupo de San José, fue el Padre Ariel. No estuvimos juntos ya que nos organizamos de diferente forma porque a nosotros se nos hizo difícil la inscripción por el dinero y el cambio a reales.¿Cómo estaban organizadas las Jornadas?M.Godoy: Las jornadas estaban organizadas de la siguiente manera: por la mañana se hacían las catequesis en las parroquias a las que habíamos llegado. En cada parroquia había alrededor de mil personas que se reunían todas las mañanas según el idioma para charlas que daban los obispos. Ya a la tarde nos íbamos a los actos centrales, enseguida de almorzar. A los espectáculos posteriores a los actos no nos podíamos quedar mucho porque para regresar hay transportes hasta una determinada hora.G.De Zan: Una noche nos quedamos sin transporte por quedamos a disfrutar Un poco más. Pudimos llegar hasta a parroquia, entonces "nuestros papás adoptivos" nos fueron a buscar y caminamos rezando hasta la casa.¿Y con el idioma?G.De Zan: Lo del idioma fue muy divertido. Si hablábamos lento nos entendíamos. Dentro de esa familia está John que estudia español y nos hacía de traductor. También ellos se habían hecho unos diccionarios básicos para entendernos. Los chicos de la familia también andaban con unas hojitas con las palabras y saludos. Ellos nos preparaban comidas argentinos, trataron de aprender a calentar el agua para el mate, nos daban mucho afecto.Muchas vivencias...M.Godoy: Las vivencias más fuerte estuvieron en el hecho de estar entre tanta gente que compartía el mismo sentimiento, saber que somos muchos los que seguimos a Jesús, ver al Papa Francisco, apreciar su humildad, su carisma, sus conceptos tan claros que nos llegaron al corazón. Por otro lado pensamos que Dios nos envió con esa familia, nuestra misión en las Jornadas estuvo en esa familia porque la verdad que nos alegramos los días mutuamente. Estaban felices; uno de las familias no tenían hijos y nos adoptaron, nos acompañaban, se preocupaban si nos demorábamos nos llamaban por teléfono, y cuando nos vinimos llorábamos todos. Nos regalaron a cada uno una remera con un corazón grande con la foto de cada familia. Un gesto maravillo.G.De Zan: Nos dieron cartas en español y en portugués, para nosotros y para nuestra Parroquia. Los chicos nos dieron dibujos precisos. Cada momento fue inolvidable, todo fue espectacular y emocionante. Ahora nos parece un sueño, pero un sueño cumplido.
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