Enemigo
El Gobierno eligió de enemigo al campo
El gobierno nacional una vez más eligió al campo para tratar de disimular sus propios errores. Al único que genera dólares, lo sigue hostigando
Debe haber algún problema psicológico o bien psiquiátrico, el de tener que “fabricar” enemigos para tratar de existir. Llama la atención que para los sectores extremistas del gobierno nacional, la única solución a los problemas es atacar al campo, sea como sea.
En cualquier otro país, al único generador de riquezas que ingresa dólares constantes y sonantes, se lo cuida, protege, ayuda y se le dan políticas de certidumbre para que siga produciendo. En la Argentina, es la revés. La única idea que tiene el gobierno, es mantener sus proyectos, sus ideas, programas y gastos, a costilla del otro. Hablar en ese marco, de control, reducción o prioridades, pareciera ser una mala palabra.
Es fácil llenar un país de planes sociales para “controlar” una parte de esa población, pero cuesta mucho idear un programa de generación de empleos, no en el Estado, sino en el sector privado, para que el trabajo genuino se amplíe.
Así como lo hicieron los grandes países, con políticas de incentivo hacia el sector privado, con un Estado presente pero no pisoteando al generador de trabajo. De la misma forma que están saliendo adelante en Paraguay, Chile, Uruguay, Brasil y otros pequeños países, que con un presente con pandemia incluida, la invasión de Rusia a Ucrania y otros elementos exógenos, pueden gobernar sin asfixiar con una política fiscal y tributaria a costa del sacrificio de la clase media, jubilados y el sector privado.
Seguramente habrá un alto componente en este presente de malas políticas y gruesos yerros de la gestión de Mauricio Macri, pero dos años y medio después de haber asumido Alberto Fernández y Cristina Kirchner, seguir echándole la culpa al Covid, a Juntos por el Cambio y al Kremlin, es como tomarle el pelo a la población.
Esto habla a las claras que no hay proyecto, y así lo reconoció el Presidente. Así nos va con una inflación galopante, pobreza que avergüenza y un país paralizado. Recordar que en esta Argentina, para no ser pobre se necesitan 90.000 pesos.
Más del 70 por ciento de la población no llega a ese sueldo Desde el Gobierno, no se da ninguna muestra de replanteo en sus erráticas políticas. Por el contrario, siguen en la misma, con la idea de gestiones anteriores del kirchnerismo de promover “populismo”, pero con las arcas del Estado.
No hay gestos de arremangarse y ponerse al lado del contribuyente. ¿Hubo reducción de sueldos de los funcionarios, legisladores y poder político. Se redujeron los 22 ministerios?.
Seguramente con el dinero que se ahorre de estos puntos, no se solucionará el presente, pero servirá al menos, para que si piensan en “seguir apretando al campo y al sector privado”, se equilibren de mejor manera cómo enfrentar la crisis. El campo, también es el pueblo, y al igual que los movimientos que salían a apoyar este gobierno, y políticamente cuestionaban en la calle al gobierno de Macri, se deberá respetar si los afectados por las actuales medidas, realizan un tractorazo o visibilizan su malestar.
Deberá entender la dirigencia política actual, como la que estuvo anteriormente, que los ajustes y tarifazos que se dieron y se siguen dando hoy, los pagan los que menos tienen, con inflación, Néstor Kirchner fue un buen presiden te, porque ni bien asumió dijo que se debía vivir con lo que había en el país. Achicó los gastos innecesarios, priorizó los sectores más débiles, y con un ministro de Economía honesto como Roberto Lavagna, se profundizó una política de Estado apostando a la producción.
En las gestiones posteriores del kirchnerismo y el macrismo esa hoja de ruta se perdió. Creció el déficit, la pobreza, la desigualdad y el empleo privado. Para salir del pozo, se sale controlando el gasto, y esto no significa echar a nadie del Estado. Simplemente que funcione normalmente.
Hoy aportan al sistema económico del país 6.000.000 de personas, para que se sostengan 18.000.000 de trabajadores públicos, beneficiarios de planes sociales y otros sectores contenidos por el Estado. Algo está mal, y la única manera de poder volver a la Argentina productiva, llena de empleo privado, alimentando a gran parte del mundo, siendo pionera en la Educación, con premios Nobeles, una industria nacional que nos hacía sentir orgullosos, es como lo hicieron las generaciones que apostó al trabajo y la inversión. El pobrismo, obviamente, no es la solución.