Gualeguay y el desafío pendiente de los cables aéreos
Hace algunos meses celebramos el anuncio de una importante inversión en infraestructura tecnológica: la intendencia de Gualeguay firmó un acuerdo con la empresa Fibertel para ampliar y modernizar la red de fibra óptica en toda la ciudad. Sin dudas, se trata de una noticia alentadora, un paso adelante hacia una mejor conectividad y hacia una ciudad más moderna y competitiva.
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Sin embargo, en los últimos días, vecinos hicieron llegar a nuestra redacción imágenes de los trabajos de instalación, donde se observan nuevos postes ubicados en veredas, en algunos casos dificultando el paso peatonal. Pero más allá de este detalle puntual, que seguramente será atendido, creemos que la verdadera reflexión que merece este momento no está en los postes nuevos, sino en los cables viejos.
La proliferación de cables aéreos en Gualeguay es, desde hace años, una muestra visible del desorden urbano y de la falta de control sobre las empresas que prestan —o prestaron— servicios de televisión y comunicación. En innumerables esquinas, columnas y fachadas del centro y los barrios, cuelgan metros y metros de cables en desuso, que nadie retira cuando un abonado se da de baja o cuando una compañía deja de operar.
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No se trata solo de una cuestión estética. También es un problema de seguridad, mantenimiento y planificación urbana. En su momento, durante la gestión del intendente Erro, una ordenanza municipal dispuso el retiro de los carteles publicitarios en el casco céntrico, con el objetivo de reducir la contaminación visual. Esa misma lógica debería aplicarse hoy a los tendidos aéreos.
La llegada de la fibra óptica puede y debe ser una oportunidad para ordenar lo que ya existe. Gualeguay podría dar un paso más hacia la modernización si, junto con la nueva red, se emprendiera un plan integral de retiro de cables en desuso, con la coordinación entre el municipio, las empresas proveedoras y el Concejo Deliberante.
Quizás sea momento de que el tema se debata en el recinto. La pregunta es sencilla: ¿no sería bueno aprovechar esta transformación tecnológica para limpiar nuestro cielo urbano y recuperar una ciudad más ordenada, segura y agradable a la vista?