Razón crítica
La importancia de la institucionalidad para el régimen republicano
Muchas veces cuando se habla de institucionalidad, aparece como un concepto etéreo que se suele perder en meros reflejos conceptuales. Lo cierto es que esta noción tiene un significado concreto y práctico a la hora de hacer política y de gobernar dentro de un régimen republicano.
El principio de separación de poderes y el reconocimiento a los derechos fundamentales son los cimientos del estado constitucional de derecho, por eso debemos tener presente su correcta invocación y defensa bajo cualquier circunstancia política. Las funciones del poder (legislativa, ejecutiva y judicial) están separadas pero cooperan, es decir, no se encuentran aisladas una de la otra sino que todas participan en la formación de la voluntad política; por ejemplo, el parlamento legisla y el ejecutivo promulga; el jefe de estado aprueba un tratado y el Congreso lo ratifica; sabemos que parlamento y gobierno pueden legislar, pero los jueces pueden inaplicar sus normas si las declara inconstitucionales. La Constitución regla el camino y recto funcionamiento de las instituciones democráticas, cualquier grave irregularidad producida por sus representantes en ejercicio debe corregirse de acuerdo con sus propios mecanismos (vacancia, acusación constitucional, interpelaciones, censura, entre otras), recurrir a soluciones improvisadas equivale a resolver los problemas al margen de sus disposiciones; precisamente, la institucionalidad radica en el deber de sus representantes para atenerse a las “reglas de juego” previstas en la Constitución, lo contrario es arbitrario, pues, será la decisión para andar por caminos distintos, ni consensuados, en nuestra forma constitucional de gobierno (Fuente: Carlos Hakansson para la Universidad de Piura https://www.udep.edu.pe/hoy/2019/01/la-institucionalidad/).
Sin lugar a dudas, la institucionalidad establece los arcos desde los cuales se debe gestionar la administración del Estado. Cualquier intento de sobrepasarlos o pretender llevarlos adelante bajo maniobras desprolijas, es siempre en contra de los ejes que edifican el régimen republicano.
Desde la sociedad civil es imprescindible que se exija el respeto de la institucionalidad ante cada ley o medida que se esté discutiendo. Sin ir más lejos, durante esta semana se estuvo discutiendo una ley en el Congreso en la cual los legisladores debatían y planteaban discursos sin tener en ningún momento el dictamen definitivo. Una situación insólita para la historia del Poder Legislativo nacional. Estas son cuestiones que no pueden ocurrir y que ponen en tensión (e inclusive sobrepasan) los límites que marca la institucionalidad.
Julián Lazo Stegeman