Dr. Bernardo “Cacho” Gandini
“Quien tiene tienda, que la atienda y si no que la venda”
“Los adolecentes saliendo de la pandemia, y después…” 1ª Entrega
La pandemia además de afectar la salud mental de los jóvenes, también afectó sus cerebros; sólo a partir de la evolución de la población se podrán medir las consecuencias. Un nuevo estudio de Universidad de Stanford sugiere que factores estresantes de la pandemia han alterado físicamente los cerebros adolescentes, haciendo que sus estructuras cerebrales parezcan varios años más viejas que los cerebros de sus pares comparables antes de la pandemia.
Por investigaciones globales se sabe que la pandemia afectó negativamente la salud mental de los jóvenes. Durante la pubertad y los primeros años de la adolescencia, los cuerpos de los niños experimentan un mayor crecimiento en áreas del cerebro que controlan ciertos recuerdos y ayudan a modular las emociones. No está claro si estos cambios se vinculan con cambios en la salud mental. Si sus cerebros permanecen más viejos que su edad cronológica, no está claro cuáles serán los resultados en el futuro. ¿Qué significa para una persona de 16 años si su cerebro envejece prematuramente? Los efectos neurológicos y de salud mental de la pandemia en los adolescentes son impactantes. Los científicos tendrán que dar cuenta de esa tasa anormal de crecimiento en esta generación; las presentes conclusiones también podrían tener consecuencias graves para una generación de adolescente en el futuro.
La adolescencia ya está vinculada a mayores problemas de salud mental, depresión y conductas de riesgo. Todos experimentaron algún tipo de adversidad en la interrupción de sus rutinas diarias, podría ser que los cerebros de quienes hoy tienen 16 o 17 años, no sean comparables a los de sus contrapartes de hace apenas unos años.
Loa investigadores, continuarán evaluando seria y profundamente, si la pandemia ha cambiado el desarrollo de sus cerebros a largo plazo. También está planeado realizar un seguimiento de la salud mental de estos adolescentes y comparar la estructura cerebral de los que estaban infectados con el virus, con respecto de los que no lo estuvieron; estas comparaciones se realizarán con el objetivo de identificar cualquier tipo de diferencias, por sutil que fuere y pueda haber ocurrido como consecuencia de la pandemia de COVID 19.
ESTIMADOS LECTORES: Toda vez que nos mencionan posibles problemas, con la salud de nuestros hijos y nietos, nuestra tranquilidad se ve alterada; pero por favor, debemos, administrar nuestras emociones, para evitar un efecto catástrofe en nuestro pensamiento o sentimiento alarmógeno. Hasta ahora sólo se conoce una diferencia estructural, sobre la que no se pueden, aún, obtener conclusiones firmes y establecidas. Debemos evitar la negación de los hechos, pero sin la generación de preocupaciones indebidas, simplemente debemos darnos por informados. La incertidumbre debe ser incorporada, lamentablemente, como parte de nuestras vidas y aprender a manejarla.
“Nunca me he considerado un hombre superior,
ni en mi vida fuera ni dentro de la cárcel”
Nelson Mandel