Razón Crítica
Recuperar el consenso político
Uno de los problemas más grandes de nuestro país es que su clase política no puede acordar y coincidir en ninguna situación. Ni siquiera existe un consenso político entre oficialismo y oposición en los hechos más objetivos de todos como, por ejemplo, los números y responsables del endeudamiento nacional y posterior acuerdo con el FMI. En este contexto de poco diálogo y mucha chicana, es inviable la configuración de un plan a futuro de crecimiento y desarrollo para la Argentina.
Como paso fundamental para comenzar a desandar todas las contingencias que atraviesa nuestro país, es clave el llamado “consenso político”. Éste es una forma de toma de decisiones. Es decir, se pueden adoptar de forma imperativa y unilateral o por algunas de las partes dejando fuera a otras. Pero el consenso requiere de la aprobación de todos ellos, no dejando a nadie fuera. En política, es un término que se escucha con asiduidad, haciendo referencia a los pactos o acuerdos a los que llegan las distintas fuerzas políticas. Pero, en la mayoría de las veces, se trata de un falso consenso (Fuente: www.economipedia.com). La realidad es que si, para los administradores del Estado, resulta complejo debatir, dialogar y consensuar, es imposible sostener alguna expectativa de progreso palpable para la sociedad civil.
Sin lugar a dudas, entre dimes y diretes, el consenso político brilla por su ausencia en Argentina. Se ha consolidado una grieta político-mediática que torna improductiva cualquier posibilidad de diálogo y de construcción plural de respuestas a los problemas argentinos.
Pobreza, inflación y deuda son tópicos que requieren la organización conjunta de todo el arco político nacional. No hay tiempo ni es momento para las rencillas ególatras de nuestros funcionarios. Oficialismo y oposición deben consensuar respuestas firmas ante estas problemáticas tan complicadas que necesitan ser resueltas para generar un porvenir adecuado para el país.
En fin, desde hace muchos años que la ciudadanía argentina tiene que tolerar las disputas entre los funcionarios de turno. Éstos se olvidan del lugar que ocupan y quiénes los colocaron allí. Es increíble que a esta altura las rencillas personales ocupen la mayoría del tiempo de estas autoridades. Siempre priorizando sus personas propias en particular y dejando a un lado las demandas del colectivo social. Urge un consenso político a gran escala, la capacidad de crecimiento de Argentina no puede verse obstaculizada por las visiones antagónicas y rígidas de los funcionarios públicos.
Julián Lazo Stegeman