Rosario del Tala, el lugar de nuestra esperanza
Hace casi dos mil años- antes de subir al Cielo- Jesús dio a sus amigos el mandato de predicar a todas las naciones. Lentamente, entre grandes tormentas y la fuerza del Soplo Divino la tarea fue llevándose adelante.
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A nuestra tierra, providencialmente, le tocó en gracia ser evangelizada por los cristianos de
España que trajeron lo mejor de su cultura a nuestro continente.
La evangelización de Entre Ríos y su integración en la comunidad internacional fue
relativamente tardía en relación a otras regiones de nuestra América: Dice la historia que la
devoción a Nuestra Señora del Rosario en estos pagos se remonta a la década de 1770.
Recordamos: Rosario del Tala nació gracias a la iniciativa de los “peticionantes”, es decir
de aquel grupo de vecinos de esta zona que le solicitaron al Virrey del Río de la Plata la
posibilidad de edificar una capilla en honor de la Virgen del Rosario.
Ese acontecimiento providencial dio origen a esta ciudad del centro de nuestra provincia.
Dice la historia que en el censo de 1813 había treinta y cuatro familias con sus hijos y sus
esclavos.
La actual parroquia del Rosario fue atendida pastoralmente en sus inicios por los curas de
San Antonio de Gualeguay y los de la Orden de San Francisco. En 1841 pasó a depender
de la Parroquia del Carmen de Nogoyá con la ayuda también de los franciscanos.
El 12 de mayo de 1854 fue elevada a la categoría de parroquia siendo su primer párroco el
Presbítero Juan Rosa Escobar. En 1863 el alcalde de la delegación política de Tala
(dependiente de la comandancia de Gualeguay) era Martiniano Leguizamón. La delegación
del Tala se elevó por un decreto de Justo José de Urquiza el 7 de julio de 1863 a
“departamento Tala”: la Villa ya tenía más de 3 mil habitantes
Durante casi todo el siglo XIX el templo era de paredes de adobe de 31 x 10 m. En 1880
fue sustituido por una iglesia de una nave de 32 x 11 con dos torres de 25 m de alto.
Nuestro templo actual es de tres naves de 35 x 20 y fue bendecido por el Obispo Dr.
Zenobio Guilland en el año 1940.
En el año 1999, con motivo del bicentenario la iglesia fue solemnemente dedicada por el
Obispo Jorge Eduardo Lozano siendo párroco el Pbro. Pedro Emilio Rojas, querido hijo de
esta parroquia: recuerdo de lo cual se encuentran las cruces de las paredes internas, ungidas
con aceite, con el crisma del bautismo y la confirmación.
Cabe señalar que para quienes somos católicos en esta ciudad es muy significativa en la
historia la presencia del Cura José Rebagliatti incansable apóstol de las calles talenses.
Celebrando los 2025 de la llegada del Hijo a la humanidad reflexionemos:
La conmemoración de un nuevo aniversario de la comunidad de Rosario del Tala es una
bella oportunidad para plantearnos qué cuidad queremos sobre todo para que se formen las
nuevas generaciones.
Han pasado 226 años de los comienzos de la vida de esta población y como sabemos son
enormes los desafíos de la humanidad globalizada que visibilizamos desde nuestra patria
chica: los desequilibrios en el uso de la moneda, los impactos de las nuevas tecnologías, el
individualismo y el consumismo, las adicciones y las nuevas formas de esclavitud. Éstas
son realidades que nos preocupan y nos ocupan.
Celebremos para recordar, para actualizar y proyectar nuestra comunidad con esperanza
haciendo frente a un nuevo tiempo.