Dr. Bernardo “Cacho” Gandini
Ansiedad y depresión, otras causas posibles 3ª Entrega

La mayoría de las personas se hallan muy preocupadas por el aumento de la frecuencia de los cuadros de ansiedad y depresión, más aún después de la pandemia de COVID19; es abundante la difusión, con titulares muy movilizadores emocionalmente.
A las nuevas informaciones que hoy circulan hay recibirlas, procesarlas y reflexionar al respecto; progresivamente ha comenzado a responsabilizarse al consumo de bebidas alcohólicas, como otro agente causal de ansiedad y depresión, dentro de los efectos retardados. Es claro que nuestros hábitos repercuten positiva o negativamente sobre la salud.
El consumo de alcohol es analizado recurrentemente a la hora de hablar de posibles consecuencias. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres millones de personas mueren cada año en el mundo debido a la ingesta excesiva, lo que representa aproximadamente el 5% de todos los fallecimientos.
Además, el alcohol puede influir en los cuadros de ansiedad y de depresión, según la experiencia del psiquiatra estadounidense Richard Friedman, “la mayoría de las personas no aprecian que mientras las sensaciones placenteras del alcohol son casi instantáneas, los efectos negativos se retrasan, a menudo por varias horas o incluso días. Y ese lapso de tiempo hace que sea difícil ver la conexión entre el alcohol y sus efectos adversos”; y añade, también, que es un relajante eufórico y des-inhibidor, y para sostener su argumentación refiere la historia de un paciente de 40 años, bajo su tratamiento, que inexplicablemente se volvió ansioso y deprimido, con insomnio, luego de varias semanas de mejoría; después de revisar todos los aspectos posibles y no observarlos como probables desencadenantes, apareció el consumo de alcohol; al comienzo se redujo la ingesta por indicación del psiquiatra y luego el paciente había comenzado a beber dos o tres vasos con la cena, al notarse mejor.
Al volver a indicarle la suspensión de la ingesta, el efecto fue sorprendente, ya que se normalizó el sueño y el estado de ánimo, mejoró en forma notable. Al realizar una profunda revisión bibliográfica encontró sólidas evidencias, provenientes de diferentes investigaciones realizadas en distintas universidades, explicativas de su observación clínica, que lo llevan a sugerir algunas recomendaciones: “Si una personase siente ansiosa, deprimida, cansada o mentalmente confusa, intente eliminar el alcohol durante una semana o dos. Los resultados pueden ser gratamente sorprendentes”.
No existen dudas de los efectos, rápidos, del alcohol sobre las neuronas cerebrales, aun una primera intoxicación en edad temprana, que es un factor de riesgo crítico para posteriores intoxicaciones y desarrollo de adicción y abuso crónico. El consumo de alcohol tiene que ser controlado porque nos predispone a una mala calidad nutricional y al incremento de otros problemas relacionados, entre los que hoy debieran incluirse trastornos de ansiedad y depresión.
“No es lo que siento por ti, es lo que no siento por nadie más”
Jaime Sabines