"Día de la Madre"
“El mejor regalo es el tiempo”: Luciana Aquino, una mamá agradecida y apasionada por su trabajo
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En el marco del Día de la Madre, dialogamos con Luciana Aquino, propietaria de Al trote manso, un encantador local de indumentaria y accesorios ubicado en Victoria Nº 25, que combina tradición, moda y espíritu criollo.
Luciana nos abrió las puertas de su comercio —y de su corazón— para hablar de esta fecha tan especial, de su hijo Jacinto, y de las propuestas que prepara tanto para agasajar a las mamás como para celebrar el Día de la Tradición el próximo 10 de noviembre.
Moda con raíces y corazón
“Los esperamos a todos los que quieran buscar un presente para mamá. De los pies a la cabeza la podemos vestir”, dice Luciana con entusiasmo, mientras muestra las prendas y accesorios que llenan de color su vidriera.
“Tenemos una gran variedad: mates, cinturones, chalecos gamuzados, billeteras, alpargatas, blusas de broderie. Hay muchas opciones, para todos los gustos y bolsillos. Lo importante es que cada regalo lleve algo de cariño y de historia”, agrega.
Sobre las tendencias, explica: “Hoy se usa mucho la blusa de broderie, los cinturones con chapón… Es algo que va tanto para la mujer de campo como para la mujer de ciudad. Es fresco, elegante y accesible”.
El local, además, ofrece una línea artesanal de chalecos gamuzados confeccionados por ellos mismos, junto con una colección de sombreros Lagomarcino, que son verdaderas piezas de colección. “El sombrero de rafia cuesta 40 mil pesos, y el Lagomarcino ronda los 300 mil. Es caro, pero eterno. Está hecho con materia prima de Ecuador, de excelente calidad. Es un sombrero muy buscado y requiere un cuidado especial”, cuenta.
Este sábado, Al trote manso realizará un sorteo en vivo a las 12:30 horas, entre todos los clientes que visitaron el local durante la semana. “El premio es un sombrero de verano de rafia. Vamos a hacer la transmisión en vivo desde nuestra página”, adelanta.
Una madre agradecida: “Jacinto es mi mayor regalo”
Cuando la charla se vuelve personal, Luciana no puede evitar emocionarse al hablar de su hijo de siete años. “Como madre, primero y principal, estoy agradecida a la vida de tener el hijo que tengo. Me costó mucho tenerlo, y él es un sol. El mejor regalo que tengo es su compañía. A veces me sale una lágrima cuando hablo de él, pero es de felicidad”, dice, conmovida.
Y agrega una reflexión profunda que trasciende lo comercial: “El mejor regalo que podemos dar y recibir es el tiempo. El tiempo con nuestros hijos, y el tiempo de los hijos hacia sus padres. Ese tiempo no vuelve, por eso hay que aprovecharlo. Más allá de los presentes, lo importante es compartir.”
Entre risas, recuerda una escena reciente: “Le dije a Jacinto que el domingo a la mañana tenía que trabajar, y él me respondió: ‘No te preocupes, mamá, yo me voy a trabajar con vos’. Tenerlo acá, acompañándome, ayudándome, es el mejor regalo que puedo recibir”.
Jacinto, además, tiene una veta artística muy especial: “Le encanta decir versos, payadas y cantar. Lo hace con una naturalidad que sorprende. Es algo que tiene en el alma”, comenta su mamá con orgullo.
Día de la Tradición: mantener viva la cultura
Fiel a su espíritu emprendedor y comprometido con las raíces locales, Luciana ya se prepara para celebrar el Día de la Tradición, el próximo 10 de noviembre.
“Como todos los años, queremos recibir a los chicos de las escuelas, explicarles para qué se usa un revenque, un cencerro, mostrarles objetos tradicionales del campo. No solo lo que vendemos, sino lo que forma parte de nuestra cultura”, detalla.
Además, anticipa que habrá “una pequeña gran sorpresa” y extiende una invitación especial a otros comercios: “Queremos que todos se sumen. La idea es poner nuestro granito de arena para que la tradición se valore, se respete y se difunda. Es parte de lo que somos”.
La actividad se desarrollará durante las dos semanas previas al 10 de noviembre, para que las escuelas puedan participar según sus tiempos. “Queremos que los chicos vivan esta fecha con alegría y aprendan el sentido profundo de nuestras costumbres”, destaca.
Entre telas de broderie, sombreros de rafia y aroma a campo, Luciana Aquino combina su pasión por el trabajo con la ternura infinita de ser mamá.
Y en su mensaje final, deja una enseñanza simple, pero poderosa: “El mejor regalo no se compra: se comparte. Es el tiempo, el amor y la presencia. Eso es lo que realmente queda.”