El jueves 30 de mayo, miembros del Jardín Del Elefante, encabezados por su directora Carolina Saizar, personal de la casa, jardineritos, familiares, ex integrantes del jardín, entre otros invitados especiales, desarrollaron una jornada de plantación en la costanera. El motivo se centró en los festejos por el 25º aniversario de la institución de nivel inicial privada, en la cual se plantó un árbol por cada año cumplido, es decir, 25.
Las especies que se plantaron fueron Lapacho amarillo, lapacho rosado, liquidámbar, robles de los pantanos. En la oportunidad, todos participaron colaborando en la plantación prevista.
Y el jardín pensó para esta fecha especial festejarlo en “Pregoncito” con la publicación de un cuento, que es el que a continuación presentamos:
El árbol confundidoHabía una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era.- Lo que te falta es concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ve que fácil es?"- No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y ¿ves que bellas son?Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:- No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución.No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior. Y dicho esto, el búho desapareció.- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...?, se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:- Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión, cúmplela.Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.Autor desconocido.