La procrastinación
Qué término no? Despierta curiosidad… debo confesar que no era muy conocido por mí...podría decirse que el interés que me provoca este tema va más allá de la curiosidad y el puro afán científico. Se trata de un tema recurrente al que hace tiempo que doy vueltas porque yo misma, personalmente, experimento muchas veces éste problema.
En general ha sido una fuente de angustia importante y la causa principal de algunos problemas en la vida de muchos de mis pacientes, y ha producido algunos arrepentimientos en la vida de algunos... por ej.:..." Hace 3 años que doy vueltas con la idea de separarme de mi esposa y no logro tomar la decisión"... "...quería estudiar otra carrera pero dejé pasar el tiempo..." o temas muy simples como "...llevo 2 semanas postergando sin causa hacer esos trámites"...Leemos:...Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define la palabra "procrastinar" sencillamente como "diferir, aplazar". Una mirada clínica proviene del latín y se compone de las palabras pro, que significa "adelante"/"a favor de" y crastinus, que significa "del mañana". Sin embargo, las implicaciones del concepto desde el punto de vista psicológico son bastante más complejas. El diccionario inglés Oxford Dictionary of English define la palabra como "posponer una acción, especialmente sin una buena razón", añadiendo un nuevo matiz a la idea. Sin embargo, las implicaciones del concepto desde el punto de vista psicológico son bastante más complejas. Entendido como una tendencia a posponer el inicio o conclusión de cualquier tipo de acción o decisión indefinidamente teniendo uno intención de realizarla (Lay y Silverman, 1996) resultando habitualmente en diversos problemas y un gran malestar subjetivo para el que procrastina. En efecto, hay estudios que muestran que la visión negativa es la claramente predominante. La mayoría de la población lo considera algo malo. Y más del 95% de los procrastinadores desean reducir esta conducta. La procrastinación también implica que la acción que está siendo aplazada es necesaria o importante para el individuo, su realización es voluntaria y no impuesta desde fuera y, por último, la persona en cuestión procrastina a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas que puede tener aplazar la acción (Steel, 2007). También es importante recalcar que en la procrastinación, la persona tiene intención de realizar en el momento la tarea en cuestión que está aplazando. Por lo tanto, no se considera la acción de aplazar una tarea estratégicamente con buenos motivos, llamada en ocasiones procrastinación o aplazamiento activo o estratégico. Esto es así incluso para tareas que en sí mismas son placenteras para la persona. Se ha demostrado que según las características de la conducta o tarea en cuestión, por placentera que sea, se tiende más a procrastinar en su realización que en otras. Se ha demostrado que las personas que procrastinan tienden a sufrir más estrés y a presentar una peor salud mental en general, además de realizar menos conductas de búsqueda de ayuda. Esto abre un tema interesante y de enorme relevancia en el ámbito de la terapia psicológica, pues existe una gran discrepancia entre el número de personas que sufren de algún tipo de problema de salud mental y las que por ello acuden a terapia. El término se aplica comúnmente a la sensación de ansiedad generada ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone suele percibirse como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante. Por ello, se auto justifica posponerlo a un futuro idealizado. Sin embargo, la mayoría de acciones que postergamos no superan nuestras posibilidades. La procrastinación es un problema de autorregulación y de organización del tiempo. Quien pospone o procrastina una decisión lo que está presentando, en el fondo, es una conducta evasiva.Dice un autor vasco, de profesión filósofo: "Así que, poco a poco, me fui convenciendo de que era vago. Al menos algo perezoso. Seguramente fue eso lo que despertó mi vocación por la filosofía. Después de todo, siempre se me había dado bien pensar en las musarañas, o dedicarme a eso que los filósofos clásicos llamaban "contemplación" (o como quiera que lo dijeran en su lengua). Sin embargo, los profesores de filosofía del instituto no parecían llevar una vida del todo contemplativa y feliz, así que opté por la universidad (o, quizá debería decir, la universidad optó por mí, pero explicar esto requeriría mucho trabajo).En todo caso, acabé siendo funcionario del Estado. El ideal de un perezoso, pensará usted. Pero no crea. Si hubiera sabido antes la cantidad de trabajo que exigía, me lo habría pensado mejor. Futbolista, banquero o político me parecen ahora mejores opciones, aunque desconozco si, más allá de mi pereza natural, estoy dotado de las cualidades necesarias para esas nobles ocupaciones. El caso es que, no sé cómo, pero saqué la oposición a profesor de universidad. Eso me había obligado a participar antes en sesudos seminarios, conferencias y congresos en Europa y América. En uno de esos viajes me topé con John Perry y, al poco tiempo, con su ensayo sobre la procrastinación ("La procrastinación estructurada",). Ambos me impresionaron mucho. Al primero lo conocía sólo de oídas. Su nombre había aparecido años antes, junto al de Jon Barwise, en el programa de la asignatura "Filosofía del Lenguaje", Su aspecto respondía al del filósofo sabio e ilustre. Su ensayo sobre la procrastinación no. Fue una auténtica sorpresa. Ni siquiera había oído la palabra. Y el ensayo me cautivó tanto como su autor. John Perry es agudo y brillante, uno de los filósofos más conocidos y respetados del panorama filosófico contemporáneo internacional. Continuaremos.Bibliografía: -John Perry, "La procrastinación estructurada"-Jon Barwise, Filosofía del Lenguaje.- Procrastinación Una mirada clínica.-David Guzmán Pérez.
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