Opinión
Economía y política
Política y economía van de la mano, son indivisibles. Jamás un plan de gobierno puede basarse en una sin considerar a la otra y viceversa. En el momento en que una plataforma programática es presentada bajo la premisa de que el eje central para la resolución de las contingencias sociales es estrictamente económico, exhibe un profundo error conceptual en lo que se refiere a la gestión gubernamental.
Básicamente, la política económica comprende las acciones y decisiones que las autoridades de cada país toman dentro del ámbito de la economía. A través de su intervención se pretende controlar la economía del país para proporcionar estabilidad y crecimiento económico, estableciendo las directrices para su buen funcionamiento (Fuente: Javier Sánchez Galán para www.economipedia.com). Si la política se comprende por fuera del área económica, no habría posibilidades de ejercer medidas ni tomar decisiones para, por ejemplo, resolver la cuestión de la inflación. Por otro lado, si lo económico fuera un ámbito autónomo a la hora de gobernar, las crisis sociales y culturales no tardarían en llegar ya que se desconocería el elemento transformador de todo ámbito político.
Actualmente y a lo largo de la historia, se ha observado en países desarrollados y ordenados económicamente, un sinfín de conflictos sociales a la hora de la falla política. Son numerosos los ejemplos donde se puede ver qué estas dos artistas jamás pueden ir separadas al momento de gobernar. Cuestiones económicas como la inflación y asuntos políticos como los derechos civiles de los ciudadanos son puntos que deben convivir en toda agenda política y no pueden ser excluyentes entre sí. Un proyecto gubernamental debería contemplar todos estos segmentos de la praxis social. En este punto es fundamental destacar que si bien la economía determina la base de la sociedad, la estructura social y política sobredetermina a aquella.
Muchos políticos se sientan a debatir en los medios los diferentes aspectos económicos del país y creen tener respuestas que omiten explicar el cómo llevarán adelante sus supuestas soluciones. En este sentido, descartan a la política como vehículo o herramienta para fundamentar y cumplimentar un plan económico. Es inviable sostener un diálogo sobre la economía si el elemento político está ajeno a la discusión.
En fin, política y economía son aspectos fundamentales de toda actividad gubernamental. Son las dos caras de la misma moneda. Cuando se escucha que algún político pretende abarcarlas como elementos autónomos, el error conceptual es enorme.
Julián Lazo Stegeman