“El Debate Pregón” desea ¡Feliz Día para todas la Madres! 2da.Parte
Conmemorar el ía de la Madre tiene siempre para “El Debate Pregón” un significado muy especial. Las pensaminetos, los abrazos, el amor más puro y los recuerdos acuden a todos , desde el niño que aún da brincoa en el vientre, el bebé, el niño, los adolescentes, los adultos que tenemos aún la dicha de tenerla junto a nosotros, como también los que la guardamos en nuestro corazón custodiada como el más hermoso recuerdo.
En esta oportunidad tres madres nos dan sus testimonios: Mónica Dorregaray, madre de trillizas que luchó por el derecho más grande de una mujer, ser madre; el de María Mercedez Cichero, Mechy, madre de mellizos que nacieron muy prematuros y que hoy los disfuta en plenitud esperando la llegada de su tercer hijo, y de Marisa Claret de Zapata, madre de 8 hijos, entre adultos y adolescente.También nuestro corazón está junto a las madres que han perdido un hijo, el dolor más grande que se puede sufrir, y recordamos a las madres que no están físicamente, pero la ternura que supieron brindar vive para siempre en el corazón de su familia.Ser Madre de TresPor Mónica DorregarayHoy es un día muy especial: el "Día de la Madre", celebración distinta porque se entremezclan muchos sentimientos. Voy a recibirlo en la Fiesta de quince que con la familia le preparamos a nuestras hijas Trillizas: Ana Belén, Milagros y Felicitas.Cuantas vivencias recorridas; fui mamá por primera vez y de tres niñas al mismo tiempo, las demandas de ellas eran inimaginables, las horas no nos alcanzaban, nada estaba escrito, ¿cómo criar a tres al mismo tiempo? Era el mismo amor al mismo tiempo para tres niñas.Haciendo una mirada atrás, ordenando las fotos, me parece un sueño increíble que nació cuando sentimos que por algo Dios nos puso en el camino; habíamos construido un proyecto de vida que lo decidimos compartir juntos desde que nos casamos.Cuando llega el momento en que la imposibilidad de ser Mamá se ve frustrada, pasan los años, la desilusión y la ansiedad te invade. Sé que muchas mujeres me entenderán y se sentirán identificadas, pero toda lleva tiempo; primero reconocer que es lo que te pasa, después aceptarlo, hasta que te preguntás ¡¿QUÉ ES LO QUE UNO QUIERE?!Esa decisión madurada de iniciar una búsqueda que no será fácil llegó y estábamos dispuestos asumiendo que ser padres es una responsabilidad única, es una vocación, es un acto de amor. Pero nos tocaba el desafío de hacerlo, fue la elección más importante de nuestra vida, porque significaba proyectarnos a un sueño que no sabíamos si iba poder concretarse ya que nos daban una mínima probabilidad.Iniciar un tratamiento de fertilidad asistida era transitar un largo camino con mucha incertidumbre, que nos iba a desgastar no sólo por los costos y los riesgos, sino por lo emocional pero sin duda fue una decisión madura, no improvisada; quizás me tocó vivirlo en un momento oportuno de mi vida ¡SER MAMÁ! a los 33 años, cuando había logrado mis objetivos personales, y sentía la fuerza de querer serlo.Sola no podía, necesitaba el apoyo y lo tuve de toda la familia. Tres personas destacaría en esta decisión: mi marido que me dio valor y la fortaleza para empezar el tratamiento, sin presiones y una gran paciencia, haciéndome sentir que sería una lucha de los dos y que no estaría sola, mi médico Angel Guercovich que con sabiduría me indicó el lugar y el especialista que debía consultar y mi Madre que es de esas "Mamás con Mayúsculas" que cuando dudé me dijo con mucha paz y sabiduría "¿por qué no lo vas hacer?, si hay una posibilidad no la descartes". Así empezaba ese camino maravilloso de ser madre con todo el apoyo familiar, rodeada de mucho amor. Todo sumó, la contención de mis amigas, mis compañeros de trabajo, siempre trasmitiendo sus buenos deseos.Llena de sueños con un camino plagado de emociones y circunstancias a veces difíciles, principalmente porque cuando me dijeron que sería MAMÁ DE TRILLIZAS me produjo una alegría tan grande que no quería dimensionar los riesgos de un embarazo múltiple, y llegó el reposo absoluto, meses soñando, como serían sus caritas, imaginarlas buscar sus nombres, aprontar el ajuar.Con 7 meses de gestación llegaron el 16 de octubre, ¡y todo fue felicidad! ¡Mi primer día de la madre!, ¿cómo olvidarlo? Me llevaron a Neonatología y allí estaban ellas, frágiles e indefensas, me senté y me dejaron sola; en ese silencio sentí que ellas estaban aquí luchando por su vida, mi corazón latía entrelazando sentimientos. Desde ese momento, con fuerza le pedí a Dios que me diera la posibilidad de tenerlas a las tres; supe desde siempre que nada en el mundo me iba a impedir protegerlas para que crecieran saludables. Fue tan grande la emoción que no me lo olvido. De a poco le daban el alta, de a una, y teníamos que compartir el sentimiento de alegría por la primer alta y tristeza por que quedaban las hermanitas esperando, hasta que el 22 de diciembre llega el gran día; agradecidos a la vida regresamos con las tres princesitas y desde ese momento ¡todo es alegría! .Ya no fuimos los mismos; regresamos dos personas distintas después de tres meses, con una experiencia de vida única que nos unía y fortalecía para empezar la gran labor de criar trillizas, visitas controladas, cuidadas como tesoro, carpetas anotando horarios de cientos de mamaderas. El día era largo, muchos temores, constantes visitas al Pediatra el Dr Mario que me explicaba con paciencia las situaciones que se iban presentando, dormíamos por turno, conformamos un equipo, se dividieron las tareas, la ayuda de Abuelas y tías fue valiosa, juntos, muy juntos con mi esposo no nos queríamos despegar de ellas, pero debíamos de a poco organizar nuestra vida, regresar a nuestros trabajos. Siempre quedaba uno de nosotros con ellas. Quiero destacar a Mi madrina "Chiquita" que fue la que me ayudó en esa crianza de tres, que con amor las cuidó y es incondicional para ellas, es la que de a poquito me ayudó a leerles los cuentos, enseñarles a rezar, y explicarles despacito esas primeras enseñanzas, que ellas hoy no la olvidan.Pasó el tiempo, hoy tengo tres adolescentes y nunca me aburro con ellas; me adapto a sus gustos, compartimos la música y las distintas actividades cotidianas.El ser mamá es una responsabilidad muy grande, amor, dedicación, paciencia y así todo se logra y es posible. Siento que fui bendecida y no tengo más que agradecer este milagro de vida.Hoy celebro el día de la madre festejando sus Quince Años, una vez más un regalo único. Estaremos junto con nuestras hijas y nuestras mamás, ¡hermosa dicha!Hago extensivo mi saludo a todas las mamás que pasen un Feliz Día, que disfruten muchísimo, y ojalá, humildemente que mi historia de vida sirva para dar fuerza y esperanzas a aquellas mamás que desean serlo y no han podido lograrlo.
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