“Descansemos de los aforimos…” 9ª Entrega El chisme y su atractivo…
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En todo el mundo, el chisme representa mucho más que un simple pasatiempo. Expertos en
antropología, afirman que el chisme está presente en la cultura y tiene una función; está
presente en todos y en cada cultura cuando se dan las circunstancias adecuadas, por ello su
universalidad y persistencia en la vida. Abarca tanto la charla informal entre amigos sobre
un auto nuevo como los rumores sobre compañeros de trabajo o celebridades; ni siquiera se
requiere la ausencia de la persona de la que se habla: basta con referirse a alguien, presente
o no, para que exista chisme. Este comportamiento ayuda a las personas a compartir datos
útiles, las reglas y las jerarquías sociales; quienes lo intercambian se influyen entre sí y
generan sentido de comunidad, ayuda a promover la cooperación dentro de un grupo.
Quienes se interesaban por la vida social sobrevivieron mejor y prosperaron. Esta habilidad,
lejos de extinguirse, se canaliza hoy en la vida cotidiana y en el mundo digital: las redes
sociales y los medios nos invitan a prestar atención incluso a desconocidos célebres, porque
nuestro cerebro considera la información social como valiosa. En cifras, la Universidad de
California en Riverside determinó que la persona promedio dedica cerca de 52 minutos
diarios al chisme; gran parte de esas conversaciones permanece en un plano neutral, el 15%
de los cotilleos incluye juicios negativos; el resto concentra simples hechos sobre la vida
ajena. El estereotipo de que el chisme es exclusivo de las mujeres o de grupos poco
instruidos no se sostiene ante la evidencia, porque todos, sin distinción, forman parte del
circuito; permite mantener lazos, evitar la soledad y monitorear el bienestar comunitario,
aun si la charla adopta tonos burlones o incluso críticos. Los efectos del chisme también
pueden ser graves; una mala reputación, extendida a través del chisme, destruye puestos
sociales, oportunidades y hasta acceso a recursos; en ocasiones, neutraliza rivales; puede
ser dañino, como ocurre con acusaciones o rumores falsos; actúa como freno moral: Los
chismes pueden disuadir a los tramposos o flojos, porque nos preocupa la reputación. En la
era digital y de sobreexposición, el conocimiento de vida de figuras públicas funciona como
nexo social; el interés por celebridades responde a los mismos patrones: Sus historias dan
tema de conversación durante encuentros incómodos. Nuestras vidas y de cómo percibimos
el mundo es a través de la narrativa que contamos, y el chisme es la narrativa. El buen
chisme conecta, divierte y, en su dosis justa, protege de la monotonía.
QUERIDOS LECTORES: Analizado por antropólogos, psicólogos y aficionados, el chisme
atraviesa culturas y tiempos por razones que van desde la supervivencia hasta el
entretenimiento. No se trata de un simple pasatiempo. En cada palabra y cada historia
compartida se define quiénes somos y cómo nos conectamos.
“La lectura debe ser un acto de felicidad, y no se puede obligar a nadie a ser feliz”
Jorge Luis Borges