por Santiago Joaquín García
Hugo Pérez Tambini: Hablemos de Salud
Durante el año 2012 el Dr. Pérez Tambini publicó en El Debate Pregón una columna dedicada a la situación de la salud pública. En tiempos de viejas recetas recalentadas en el microondas decidimos homenajearlo a través de sus propias palabras de notable actualidad.
El domingo 17 de junio de 2012, Hugo Pérez Tambini dio una entrevista al diario adelantando detalles de lo que sería su columna: “Decidí hablar de la salud, no de enfermedad, ya que en lo que hace a las enfermedades la gente se informa por Internet y nos toma examen todos los días (…) lamentablemente se toma a la ligera y se malinterpreta.
Lo importante es la prevención y la promoción de la salud que nos compete a todos. Es un derecho constitucional, todos tendríamos que saber eso y hay un déficit grande en ese terreno. Los mismos médicos saben muy poco de este tema, no se han ocupado y en la facultad se habla muy poco de esto. (…) los médicos, en general hablo de un cincuenta por ciento, tienen un grado alto de insatisfacción con su profesión (…) y ocurre que la población también está insatisfecha (…) y sigue consultando al curandero, o sea que en realidad algo falla.
Un maestro mío decía que si los médicos no se ocupan alguien se va a ocupar, y ¿quién se ocupa? Los contadores, los financistas, los bancos; ¿entonces qué resulta de eso? Eficiencia, y ¿qué es la eficiencia para ellos? Costos. Y eso no tiene nada que ver con la salud porque la inversión para ella nunca alcanza. Acá, ni en la China, ni en Estados Unidos. El manejo del recurso hoy no pasa por los médicos.
Los profesionales corremos detrás de la enfermedad y ponemos un parche acá, otro allá, permanentemente perseguidos por la amenaza de la mala praxis; o sea solos frente a lo que nos está pasando. Si tenemos un error, como puede tener cualquier humano podemos ir presos de por vida, quitarte treinta o cuarenta años de estudio y trabajo. Por todo eso el profesional de la salud está muy angustiado.
La ciudadanía tiene que tener conocimiento de esto para tomar decisiones. Porque las decisiones no son técnicas, son políticas (…) pero no deben quedar en manos de gente que no sabe. Y entonces, ¿qué tenemos que hacer? Informar a la población para que se tomen decisiones entre todos, que haya compromiso ciudadano.
Este país es muy conflictivo y en salud es único, ya que no hay ningún otro que tenga tres subsectores de salud (…) obras sociales, privados y públicos (…) Pero ¿por qué ocurre esto? Porque siempre se emparchó. (…) Trabajar en un sistema de salud en Argentina no depende de un partido político, ni de una generación: es una decisión a larguísimo plazo que se va a ir modificando en el tiempo y con cierto criterio saber en qué, cómo y dónde se va a gastar”. (…) Son veinticuatro provincias que toman algunas líneas de lo nacional y en lo demás hacen lo que se les ocurre. Y ni hablar de las obras sociales, algunas de cincuenta afiliados y otras de tres millones de personas. Y el sector privado trata de ofrecer mucho para juntar dinero y te pasan por todos los servicios: gaste, gaste y gaste”.
Las columnas de Pérez Tambini
De aquí en más, compartimos reflexiones de sus columnas publicadas a partir del domingo 24 de junio de 2012.
Salud I: “Es indiscutible que transcurrimos un tiempo marcado por la comunicación. Más allá de las ventajas que son innegables, se hace difícil filtrar en ese fárrago de información lo útil de lo accesorio, lo verdadero de lo falso”. (…) La información forma parte de cualquier programa de Prevención y Promoción de la Salud.
Mi propósito es arrimarle opiniones y también información para que puedan tomar decisiones acertadas y en oportunidades arrimar soluciones (…) porque es la comunidad la que puede transformar sus propuestas en políticas públicas. Solo debemos saber que Salud es también: salario digno, vivienda, agua potable, eliminación de excretas, medio ambiente saludable, educación, descanso reparador, etcétera. Como están viendo nuestra salud es demasiado importante que se la dejemos sólo en manos del médico”.
Salud II: “Si la salud es entendida como un bien público, es decir, ‘lo que es de todos y común a todos’, resulta una tarea indelegable del Estado. Así lo establece la Constitución Nacional de 1994, pues, además de los derechos civiles y políticos, establece los derechos sociales, y entre ellos, la salud”. Por lo tanto, la salud es un derecho universal.
Desde hace más de cuatro décadas, también la salud ha sufrido el embate de las teorías económicas que afirman que el mercado lo resuelve todo. Esta visión nos lleva a reemplazar el objetivo de la equidad por el de costos, es decir, a médicos por economistas. Estos no distinguen entre las demandas de la comunidad lo que son sus verdaderas necesidades. (…) Esta propuesta además de ineficiente solo produce inequidad. (..) Es evidente que la salud es una condición necesaria para la inclusión social del ciudadano”.
Salud III: “En nuestro país conviven varios países, realidades distintas que requieren respuestas sanitarias distintas. La población menor de quince años es la mitad en CABA que en el norte argentino, y difieren también en su cobertura, hábitos de consumo y tipo de enfermedades. Si volcamos esfuerzos en mejorar la seguridad vial, tendremos mejores tasas de morbimortalidad en CABA, pero sería pobre el resultado en Formosa. En esta tendríamos que mejorar nutrición, saneamiento ambiental, vivienda, alfabetización”.
Salud IV: “¿Qué debemos esperar del Sistema de Salud? Que sea solidario, aportando al mismo según sus posibilidades, de ricos a pobres, de sanos a enfermos. Debe ser así si consideramos a la salud un bien social cuyo logro condiciona el futuro de todos (…) Que sea eficiente, pero no en el sentido economicista de acceder al menor costo, sino dirigido a ser justo socialmente. Que tenga calidad al mejorar los estándares de salud, partiendo de una evaluación continua y científica de los métodos terapéuticos adoptados. ¿A qué propósitos debe apuntar? A ser universal, atendiendo a cubrir a la mayoría de la población. Proponiéndose mejorar la calidad de vida (…) teniendo como objetivo principal la equidad, para que las conquistas de la salud se distribuyan en toda la población. En suma equidad no es que todos reciban lo mismo sino de acuerdo a sus necesidades, pero tampoco es que exista una atención igualitaria para todos, sino priorizando al que más lo necesite”.
Salud V: “Ya se sabe que invertir en salud produce un impacto favorable en la productividad y competitividad de la economía (…) Sólo con la participación del Estado se pueden lograr tasas de salud aceptables para toda la población. (…) En los países centrales más desarrollados (Canadá, Japón, casi toda Europa), a excepción de Estados Unidos, el estado tiene un rol casi exclusivo en salud”.
Salud XIV: “Los cambios serán producto de una mayor participación democrática, escuchando la voz de los usuarios. (…) En salud, el marcar las prioridades y asignar los recursos son esencialmente actos políticos (…) El sistema de salud que se adopte debe ser una Política de Estado, a cuya elaboración aporten todos los sectores sociales y políticos. Esta característica le permite ser útil para provocar el cambio al adquirir dos virtudes imprescindibles: continuidad en el tiempo y coherencia con en las políticas sanitarias que se apliquen. (…) El sistema de salud mixto provoca un gasto en salud elevado y mal asignado, sumándole que un tercio del mismo se destina a subsidiar a los otros dos sectores (obras sociales y privados). Pero sabiendo que cualquier gasto en salud siempre será escaso, debe el Estado controlar el mercado para ganar en eficiencia. Al aumentar la inversión en salud, se mejoran las tasas de esperanza de vida, de mortalidad infantil, la equidad y la competitividad de la economía (…)
La política de medicamentos también necesita más intervención estatal de control. Se mantendrá la política de genéricos y el Plan Remediar y se alentará la fabricación nacional de ellos. (…)
No hay cambio sin un recurso humano comprometido con el mismo. Se debe entonces propender a estimular este recurso con políticas salariales apropiadas, planes permanentes de actualización y la oferta de un futuro deseable.
En principio, los recursos se deben utilizar orientados por un enfoque de riesgo. Es decir, que apunten hacia donde exista la mayor posibilidad de que se produzca un daño. Apuntando a los problemas sanitarios más comunes, más severos, más fáciles de prevenir, con tendencia a crecer y que tengan la preferencia de la comunidad.
Todos los esfuerzos iniciales tendrán al primer nivel de atención como objetivo. La Atención Primaria de la Salud (APS) dirige sus recursos a la Prevención y Promoción de la Salud”.
Salud XVI: “El medio en el que se desenvuelve el sector de salud en Gualeguay no escapa ninguno de los condicionamientos que señalamos:
- No existe coordinación entre los efectores de Salud: Hospital San Antonio y Asistencia Pública. Una tarea inicial en esa dirección sería la elaboración de una Historia Clínica Única e informatizada.
- Ausencia de objetivos y planes a mediano y largo plazo .
- Ausencia de agentes de cambio del Sistema de Salud: la comunidad y los recursos humanos.
-Interferencia de la política partidaria en las áreas técnico administrativas de la salud”.
Conclusiones
La extensión de esta nota nos impidió compartir otras consideraciones del Dr. Pérez Tambini. Sin embargo, entendemos que su vigencia es escandalosa. Nos enorgullece que parte de su enorme legado esté volcado en las páginas de este diario. Recomendamos su lectura a quienes trabajan en el sector de la salud y a quienes toman decisiones que condicionan el futuro de nuestra comunidad.