La Tristeza
No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera. (Proverbio chino)
La tristeza es una de las llamadas emociones básicas y surge como una reacción en parte psíquica y en parte fisiológica a algún tipo de acontecimiento, que puede ser exterior o bien interior. Nos permite establecer distancia con las situaciones dolorosas para impulsar la interiorización y cicatrización del dolor generado por ellas. Así mismo, el sentir tristeza, nos ayuda a empatizar con la tristeza de los otros y así crear redes de apoyo y consuelo. Los desencadenantes más comunes de la tristeza suelen ser: la pérdida de una persona, objeto u objetivo valioso o la vivencia de una situación adversa. Existen algunos tipos de personalidad que caen fácilmente en la tristeza, a veces sujetos más conflictivos, con baja autoestima o tendencia a culpabilizarse, también muy exigentes consigo mismas.
También el ambiente sociocultural influye, las personas que son especialmente rígidas, con un sentido del deber elevado, una ética y una moral exigentes, tienen una facilidad asombrosa para sentir tristeza debido a que tienen poca capacidad de adaptación a los cambios. Por lo general alguien triste relata que siente malestar, fatiga y bajo nivel de energía hay percepción de vacío a nivel pectoral o intestinal, un descenso de la autoestima y una tendencia al aislamiento y a la introspección. Hay escasa atención al mundo exterior y rumiación en el pensamiento.
La reducción de energía que genera la tristeza permite ahorrar fuerzas a nivel físico. También nos hace ser capaces de entrar en un estado de introspección y conocer aspectos profundos de nuestro ser que con otro estado de ánimo no nos plantearíamos.
Podemos identificar cuatro tipos principales de tristeza, en función de si su existencia nos resulta funcional o no:
Tristeza adaptativa: cuando la emoción sentida se corresponde y se justifica en base a la situación o aspecto que la ha generado. Por ejemplo, en ocasión de un duelo. Tristeza desadaptativa: es posible que en algunas personas y en determinadas situaciones la emoción permanezca de manera continuada, sin poderse gestionar y provocando un sufrimiento persistente. Un duelo mal resuelto y que no termina de aceptarse conllevaría un tipo de tristeza desadaptativa. Tristeza patológica: sensación o sentimiento de tristeza, desánimo y falta de interés por el mundo. Tristeza instrumental: es utilizada con el fin de lograr gracias a ella un objetivo concreto. Se trata de una utilización voluntaria de la emoción, aunque esta puede ser en parte sentida sinceramente.
Veamos la clasificación de Santo Tomás: 1. Tristeza por el mal propio: este tipo de tristeza se caracteriza por aparecer en base al sufrimiento que se siente por uno mismo cuando ocurre algún tipo de situación dolorosa o aversiva, o bien por la privación de nuestras necesidades y voluntades. Estaría vinculada con la privación o la miseria.
Compasión: bajo el prisma filosófico establecido por este autor, la compasión podría considerarse otro tipo de tristeza, la cual en este caso hace referencia al sufrimiento que percibimos en los demás. La observación del sufrimiento de un ser querido nos conmueve y nos puede provocar tristeza y malestar.
La compasión es una característica que hace posible la solidaridad y la ayuda a los vulnerables, lo cual constituye el fundamento de las sociedades.
Envidia: otro tipo de tristeza puede venir de observar cómo otros llegan a tener algún tipo de bien o alcanzar alguna meta que nosotros querríamos para nosotros mismos. Constatar que otros sí tienen lo que nosotros deseamos y no podemos nos puede generar tristeza y sufrimiento, de los cuales surge la envidia. Es una tensión emocional que surge a partir de la comparación con quienes consideramos exitosos en algún sentido. Desánimo o angustia la tristeza y la ansiedad se encuentran a menudo profundamente relacionados. En este sentido puede considerarse el desánimo o la angustia un tipo de tristeza que se vincula a la pérdida de movilidad o de motivación
al no encontrar nada que nos satisfaga o nos permita dirigirnos hacia nuestras metas. También se relaciona con la incertidumbre y el deseo el conservar algún tipo de bien o mantenerse en camino hacia sus metas.
La depresión es un estado de ánimo de tristeza intensa y mantenida en el tiempo, que conlleva una disminución significativa del interés por las actividades que habitualmente nos causan placer. Además de dificultades para concentrarse, o pensar interfiriendo en varias áreas importantes de la vida. Se caracteriza por un sentimiento de melancolía profunda que puede ir asociada con la incapacidad de experimentar placer la anhedonia. Esta situación afecta al estado general de salud y aparecen síntomas físicos como dolores de cabeza, sensación de cansancio crónico, palpitaciones y estreñimiento.
Se ha observado, que los pacientes depresivos tienen una baja capacidad de resolver problemas interpersonales
Podemos decir, al fin, que: es completamente normal estar triste a veces. Siempre que no ocurra con demasiada frecuencia y que no dure demasiado tiempo, la tristeza, como todas las emociones, es una parte natural de la vida. El próximo domingo la nota versará acerca de la importancia de observar la tristeza en la infancia.
Les dejo algunas frases significativas acerca de la tristeza:
"Nunca dejes ir esa feroz tristeza llamada deseo" (Patti Smith)
"Mi desolación empieza a crear una mejor vida "(William Shakespeare)
Arráncame el corazón y póntelo, lo vas a entender todo. (David Sant)