Parroquia San Antonio: se inició la construcción de un cinerario
Este lunes 1º de octubre comenzó en la parroquia San Antonio la construcción del cinerario parroquial, que estará ubicado en el viejo bautisterio, en el sector izquierdo, en el ingreso al Templo.
La obra está monitoreada por los "Hombres de Acción Católica pero en realidad participa la comunidad en general de San Antonio. Por estos días se construye una fosa que tendrá alrededor de dos metros de profundidad y una longitud de 3 por 4 metros. Los trabajos se llevan adelante a través de recursos aportados solidariamente por la comunidad, no obstante eso se requerirá de un apoyo aún mayor para la continuidad y culminación de la obra. El futuro cinerario será abierto a la comunidad, donde familiares de los fallecidos e incinerados podrán depositar los restos de los mismos en el lugar, aportando voluntariamente dinero para la mantención de la obra. Asimismo, la parroquia dispondrá de creará un registro de difuntos que estará a disposición de la comunidad.A través de la Página Web de la Parroquia San Antonio, se refleja el siguiente artículo referido a la obra que se lleva adelante.¿Qué es y por qué un cinerario parroquial? "La noticia de la Resurrección de Cristo es la más bella e imponente que hemos recibido en nuestra vida: es la Buena Noticia, la que nos responde todo lo que podamos preguntarnos acerca del misterio del hombre. En la Resurrección de Cristo está el centro de nuestra fe cristiana y de nuestra salvación, ya que "si Cristo no hubiera resucitado, vana serían nuestra fe y también nuestra esperanza" (1Cor.15, 14). La existencia misma no tendría sentido. Pero sabemos que Jesús no sólo ha resucitado, sino que nos ha prometido resucitarnos también a nosotros,... ya que hay otra Vida después de esta vida: la que el Padre soñó para nosotros, sin dolor, enfermedad ni miseria que nos lastime." "Es por eso que, en medio del enorme dolor de perder a un ser querido, en nuestro corazón se enciende la esperanza de volver a vernos y la certeza de que esta separación no es para siempre. Y mientras esto sucede, el hecho de dar un descanso cristiano y digno a los restos de nuestros difuntos, así como se veneran las reliquias de los santos, nos brinda un poco de consuelo y nos hace sentir un poquito menos separados. Para ese descanso digno y conforme a la esperanza cristiana, la Iglesia acepta también la cremación y recomienda, dada la complejidad de las grandes ciudades, que seria provechoso que en determinados templos, ya sean parroquias, iglesias o santuarios, se diera un espacio físico a las cenizas de los cuerpos de los hermanos difuntos, con el decoro y cuidado merecidos. Ese espacio físico se llama cinerario y retomaría la antigua tradición de sepultar a los difuntos en las inmediaciones del templo parroquial. De este modo La Iglesia que, como Madre, ha llevado sacramentalmente en su seno al cristiano durante su peregrinación terrena, lo acompaña al término de su caminar para entregarlo en las manos del Padre y le ofrece su casa para su descanso." Los restos de los difuntos que fueron cremados y reducidos a cenizas, pueden encontrar su descanso definitivo en este cinerario, dentro del ámbito de la parroquia. Las cenizas, que son la última expresión material de lo que fue el cuerpo, tienen una enorme carga simbólica porque remiten a la memoria de lo que la persona significó para sus familiares y amigos. Desde el S. I, los cristianos han seguido la costumbre semítica de enterrar al difunto. Es tradición expresa de la Iglesia Católica, que la práctica del entierro cristiano de los fieles se mantenga. El Código de Derecho Canónico declara, que "La Iglesia sinceramente recomienda que la piadosa costumbre de enterrar el cuerpo de los difuntos se observe; sin embargo, no prohíbe la cremación, a menos que haya sido elegida por razones contrarias a la enseñanza cristiana". Los católicos pueden elegir la cremación, siempre que de ninguna forma exprese una negación de la enseñanza católica de la dignidad del cuerpo... Por eso hay que subrayar que "los restos cremados de un cuerpo deben ser tratados con el mismo respeto dado a los restos corporales de un cuerpo humano. Esto incluye el uso de un recipiente digno para contener las cenizas, la manera en que son llevadas, el cuidado y la atención para colocarlas y transportarlas de manera apropiada, y la disposición final".La disposición final de los restos cremados siempre debe reflejar la creencia cristiana en la resurrección corporal y el respeto que se le ofrece al cuerpo humano aún después de la muerte. Velando por la dignidad de las personas, la Iglesia, aconseja vivamente sepultar las cenizas en un lugar especialmente consagrado donde los creyentes puedan reunirse una y otra vez a orar por sus seres queridos. Es decir recomienda no mantener las cenizas en casa, ni esparcidas en el mar, en el aire o en algún parque o jardín. En nuestra parroquia contaremos con un Cinerario en donde podemos guardar las cenizas de nuestros difuntos queridos, allí donde podemos tenerlos muy cerca, en un espacio que sabemos nuestro."
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