Acerca de “Dance White Me”
Tuky Carboni: “Bailar es soñar con los pies”
El sábado 23 de noviembre, los que concurrimos a la sala del entrañable Teatro Italia, tuvimos la oportunidad de disfrutar de un espectáculo, no sólo muy logrado desde el punto de vista estético, sino también muy simpático, muy lleno de gracia y realizado con una alegría contagiosa. La Profesora Ana Lucía Larreteguy presentó una función donde se lucieron sus alumnas del GIMNASIO FREE DANCE, que está integrado por bailarinas de todas las edades: nenitas muy pequeñas, otras niñas un poco más crecidas, un grupo de adolescentes y señoras que conservan intacta su alegría y entusiasmo por la vida. Todas con un ritmo interior envidiable y un vestuario muy apropiado para la ocasión.
Me gustaría nombrarlas una por una, porque todas estuvieron muy bien y todas son dignas de figurar; pero la lista es bastante extensa, por lo que sólo me referiré a ellas en conjunto como: el cuerpo de danza del GIMNASIO FREE DANCE. El desarrollo del acto fue muy emotivo, muy espontáneo y muy placentero. Esto se debió a que el clima desestructurado que imperaba en la platea hizo posible que la misma saludara la aparición de todas las danzarinas con exclamaciones de afecto por sus respectivos familiares y amigos (lo que aportó un ingrediente muy simpático), amén de los merecidos aplausos que les brindó el público general. Es justo decir que todas se expresaron muy bien a través de la danza y nos entregaron su fervor y su deseo de llegar al público. Y lo consiguieron, porque tanto las más pequeñas, pasando por el "grupo de medianas" (como las denominó el locutor Ramiro Cevasco), como las adolescentes y la señoras, nos mostraron un trabajo muy cuidado que, era evidente, es el fruto de horas y horas de entrenamiento. Como lo expresó el locutor Ramiro Cevasco, la profesora Ana Lucía Larreteguy, autora de la puesta en escena y la coreografía, fue acompañada por Paula Sciutto en maquillaje, Cristhian Riquelme en el peinado y la iluminación de Facundo Cichero. Un equipo de lujo que contribuyó al lucimiento del espectáculo y que es el resultado de una labor armónica entre los integrantes del elenco. Si el desarrollo de la faceta creativa coincidiera siempre con la calidad humana, (que logra resignar los egos en pos de una tarea comunitaria, como ésta), tendríamos más seguido espectáculos de excelencia. Felicitaciones para todos aquellos que hicieron posible el lucimiento de todos los integrantes como un equipo y no como un brillo aislado e individual.Lea más en la edición impresa en papel
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