¡Esta vertiginosa Argentina!
La sociedad moderna nos somete a un ritmo de vida tan vertiginoso que no nos permite profundizar en los detalles de cada día, de las cosas simples, de los afectos. Todo transcurre en una carrera loca entre obligaciones propias, de la familia, laborales y la imprevisibilidad del futuro, no lejano, de mañana nomás. La tecnología ha colaborado con nuestras tareas, pero nos somete, o nos dejamos someter, a su mundo que nos conecta y nos aísla a la vez. Disponer de tiempo para el descanso y la compañía de los afectos se ha convertido casi en un privilegio.
La realidad política, en todas sus facetas, de la Argentina forma parte de esa "locura" que nos quita horas, minutos, vida sana. Como simple muestra basta mirar la semana que finalizó ayer: domingo, elecciones legislativas, con un revés para el gobierno que, si bien aún conserva mayoría parlamentaria, mostró la disconformidad con el "modelo" que se lleva adelante y que denota una pérdida de timón, poniéndonos prestos para un "zafarrancho de combate". Los rostros, los gestos de los funcionarios demostraron preocupación, aunque las palabras eufóricas y con tono triunfalista de recital sin guitarra del vicepresidente trataron de minimizar el resultado. Pero las caras decían una cosa y las palabras otras; claro que hay que pensar de quién proceden estas últimas.La oposición desplegó toda su alegría con abrazos, banderas, bailes y promesas. Se abrió un horizonte diferente que para muchos fue y aún es un hálito de esperanza.Cuando no se habían acallado los ecos festivos y los canales exaltaban o minimizaban, según el color, los resultados, a tan sólo 48 horas se da a conocer el fallo de la Suprema Corte en cuanto a la Ley de Medios, fallo que si bien ya había sido firmado una semana antes, fue guardado hasta pasadas las elecciones como una carta antidepresiva para levantar los alicaídos ánimos oficialistas y acallar la euforia opositora. Y se logró el objetivo porque los "aguerridos" militantes de la presidente no escatimaron manifestaciones de éxtasis arrollador sin carencias de bravuconadas, con la correspondiente exposición mediática, la puesta en escena del jefe del "subjetivo" AFSCA, justamente ante un fallo que dictamina quizá con justicia la buena distribución de medios, pero que es tomada como el triunfo ante el demonio que representa Clarín y sus multimedios con quien, después de una manifiesta amistad y concesiones del ex presidente, cayó en desgracia quien sabe por qué diferencias, pero con la seguridad de que el dinero era el causante de ella.No pasó desapercibo el ya folklórico huir de los opositores que hasta hacía 48 horas compartían festejos con la diputada Elisa Carrió, quien siempre presente en las denuncias de corrupción, verborrágica y valiente, demostró que lo expresado por ella en la Cámara de Diputados en el mes de abril, era cierto. Palabras van, denuncias vienen, el presidente de la Suprema Corte salió a minimizar la catástrofe o el triunfo, según como se mire, y concluyó en que todo se daba para una nueva judicialización, lo que habla a las claras de que ni siquiera él está seguro de que pueda concretarse, aunque tiene razón, ya que hay muchas pautas para corregir y cumplir. Es obligatorio, es republicano que se cumpla lo que dictamina la Corte, la palabra mayor de la justicia, pero que se cumpla en todos los casos, entre ellos la restitución del Procurador de Santa Cruz, la limpieza del Riachuelo, el 82% móvil para los jubilados, entre otros fallos incumplidos por este gobierno. Principalmente el del 82% y el pago de los juicios ganados no deben tener más dilación porque el dinero de los jubilados está y no corresponde que se dilapide en proyectos con conveniencia política y, porque abonar a los jubilados como corresponde sería cumplir con uno de los postulados del "modelo", como es la cacareada justicia social. Y ya llegando al sexto día, exhaustos, otra noticia política confirma lo que todos saben y ya no pueden tapar; el revés judicial para el Vicepresidente de la Nación, hoy presidente en ejercicio, mal que les pese y aunque quieran esconderlo la mayoría de sus compañeros oficialistas.De la presidente, mientras tanto, y después de un silencio de 10 días, supimos ayer que sigue su recuperación. Es de desear que retorne pronto para que cumpla su mandato y ajuste los que haya que ajustar porque el bamboleo político ya nos ha provocado tal vértigo que no sabemos si nos vamos a caer del mapa o si queremos caernos, porque muchos consideramos que flotar en el espacio debe tener más estabilidad, o menor exaltación y estrés que esta Argentina vertiginosa.Graciela Saavedra
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