30 DE MARZO
La movilización del 30 de marzo de 1982 significó la más grande de las manifestaciones de la lucha obrera durante la dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983 bajo el nombre de “Proceso de Reorganización Nacional”. A partir de la convocatoria de la CGT, sobre la consigna de "Paz, pan y trabajo", cincuenta mil jóvenes y trabajadores colmaron la Plaza de Mayo en una indiscutible huelga política de masas.
Saúl Ubaldini comandó la gigantesca movilización demostrando, en ese momento, su valentía y compromiso social. La jornada advirtió sobre el posible resquebrajamiento de un régimen que se venía agotando en sus contradicciones internas por las disputa de intereses y de poder entre los participes de la dictadura, la crisis económica surgida por el modelo neoliberal que los militares importaron a nuestro país y la movilización de las masas (las mismas que se despojaron de sus miedos e interpretaron que la realidad del país no podía continuar de ese modo y era preciso hacer algo al respecto). El Ministerio del Interior adujo que la CGT no había solicitado la autorización correspondiente para efectuar la marcha y que los acontecimientos provocados podían ser utilizados para provocar arrebatos al orden y la seguridad pública. Durante seis horas, la zona que va desde Tribunales a la Plaza de Mayo, fue el epicentro del feroz enfrentamiento entre los trabajadores y la represión policial. La clase obrera se ubicaba a la vanguardia de la lucha antidictatorial. La protesta también se expandió hacia a Mendoza, Rosario, Neuquén y Mar del Plata. Hubo miles de detenidos en todo el país, muchísimos heridos y hasta muertos. El 2 de abril llegó tres días después. La decisión del desembarco en las islas Malvinas, como expresan varios historiadores, estaba tomada antes. Como fuese, ocurrió poco después, cuando muchos manifestantes seguían tras las rejas. Es en este punto donde se interpreta que Malvinas fue una tentativa de relegitimación de un régimen que, como ya mencioné, iba camino a su destrucción, esa fue su matriz estratégica principal. Entonces, surge la tesis que alude a preguntarse si pudo haber 2 de abril sin 30 de marzo. Las siguientes palabras del periodista Mario Wainfeld sirven para ilustrarnos sobre esta cuestión: "¿Pudo haber 2 de abril sin 30 de marzo? Es una hipótesis probable. En la tozuda realidad, que pesa más, no lo hubo. También es evidente que Malvinas fue una decisión de la Junta Militar para contrarrestar el deterioro de la dictadura. La fantasía de la "cría del Proceso" (una fuerza política democrática que la perpetuara, como pudo lograr más adelante el pinochetismo) se diluía. Hay otro factor esencial, que describe bien el juez Daniel Rafecas en su más que recomendable libro Historia de la solución final: uno de los objetivos estratégicos de todo genocidio es garantizar la impunidad futura. Para las mentes pensantes de la dictadura (que las tenía y por eso duró lo que duró y consiguió varios de sus objetivos) debía ser notorio que la impunidad se le escurría entre los dedos". Es interesante observar como ciertas fechas se diluyen en el inconsciente colectivo de la sociedad civil y se pierden en las barrancas de la historia. El 30 de marzo (en el ayer sábado se conmemoraron 31 años de aquel glorioso día), muchas veces se pasa por alto y generalmente es ignorado por vastos sectores de nuestra sociedad argentina. Por esto, en el presente artículo tuve por objetivo realizar un homenaje a la jornada que nos mostró la manifestación en contra de la dictadura desde que ésta comenzó con su oscuro periodo hasta que terminó. El 30 de marzo significó la unión popular y masiva en contra de un gobierno de facto que desconocía las bondades de la democracia y despotricaba en detrimento de la soberanía popular. En este contexto, se llevó la vida de miles de ciudadanos. Asimismo, en sus infaustos deseos de continuar en el poder, condujo a la Argentina a una guerra sin sentido e ilógica donde murieron centenares de compatriotas, la mayoría de ellos jóvenes con todo por vivir. Como dice Wainfeld: "todo rescate de Malvinas exige el beneficio de inventario. Los héroes de Malvinas, los hay, son los que viajaron sin fines subalternos. En parte fueron víctimas de la estulticia militar, muchos de su brutalidad. Pero también fueron protagonistas de una historia que no podía terminar bien. No lo sabían, no especularon, sólo merecen respeto y gratitud". El 30 de marzo debe ser recordado como un día en donde comenzó el puntapié inicial más directo en la lucha contra el Proceso. Y todo surgió a partir del clamor popular, cansado de tanta represión, crisis y censura. Porque el golpe de 1976 no sólo fue muerte por medio de armas sino que también la economía llevada a cabo por los militares y sus cómplices civiles como José Alfredo Martínez de Hoz y compañía, produjeron el hambre y la pobreza en millones de argentinos, lo cual se propagaría hasta la infructuosa década menemista de 1990. Para finalizar, quiero citar las siguiente palabras del ya aludido periodista Mario Wainfeld sobre esta fecha: "el 30 de marzo no figura en rojo en el almanaque. No le hace: es una fecha gloriosa. El cronista no es un entusiasta de la instalación de efemérides, pero se pregunta por qué en la Argentina no las hay de grandes movilizaciones. El 17 de octubre, se dirá, sigue teniendo la sospecha del partidismo... en fin. El 30 de marzo, tras la convocatoria del sector rebelde del movimiento obrero, marcharon laburantes y militantes peronistas, también jóvenes integrantes de la Coordinadora radical y ciudadanos de izquierda. Si, más adelante, se agrega otro número rojo al calendario, vendría bien considerar esa jornada de gesta, con el pueblo en la calle, como para matizar la secuencia de necrológicas, días infaustos, hechos institucionales. Tal vez, quién sabe".Julián Lazo Stegeman
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