ARA San Juan: Crisis y reflexiones
Es difícil desarrollar un análisis en estos momentos donde la incertidumbre por la desaparición del submarino ARA San Juan con sus 44 tripulantes parece no finalizar nunca. No obstante, se pueden desarrollar algunas apreciaciones en el tránsito de estas penosas horas.
En primer lugar, se debe expresar el hecho de que nuestra sociedad se dinamiza y se mueve a partir de eventos de crisis. Son las situaciones lamentables las que nos llevan a reflexionar y replantearnos los patrones, saberes y clasificaciones que en un primer momento ignoramos por completo. Esta característica no solo atañe al segmento político sino también a la sociedad civil en su conjunto, desde los medios de comunicación social hasta cualquier ciudadano particular. En lapsos de crisis como lo ocurrido a partir de la desaparición del ARA San Juan, no solo surgen nuevas percepciones y términos explicativos sino, además, nuevas necesidades. Y aquí, precisamente en este punto, es donde radica una cuestión sumamente alarmante: estas "nuevas necesidades" en realidad son viejas carencias que tanto el Estado como la sociedad de nuestro país soslayaron por completo. Asimismo, esta carestía se remite a debates que hace mucho tiempo tuvimos que haber tenido en la Argentina. Uno de ellos, uno de los principales, es determinar qué papel juegan las Fuerzas Armadas. Esta reflexión deriva a otros asuntos ligados a ellas como, por ejemplo, plantear cuáles son sus funciones, cuántos recursos destinarles, cuál es su importancia estratégica como institución de defensa, etc. Desde la vuelta de la democracia, estas discusiones han sido omitidas casi en su totalidad, salvo ciertos discursos esporádicos de los diversos presidentes de turno que han ido pasando por Casa Rosada. A mi entender, debatir el rol de las Fuerzas Armadas en el contexto del actual régimen democrático es dar un paso hacia adelante en la profundización del sistema republicano. Entre otras cosas, porque implicaría discutir el rol de aquellas bajo las reglas de actual régimen.Además de las cuestiones antes mencionadas que surgen en ocasiones de crisis, aparece también un mismo debate, el que gira alrededor de la politización o no de los acontecimientos. Según pienso, lo sucedido con el submarino deja en claro que las diversas situaciones que se relacionan al transitar cotidiano de un determinado país, en este caso el nuestro, deben atravesar el análisis desde una perspectiva política. Con esto quiero dejar asentado que la politización no debe ser a partir del seguimiento de intereses políticos particulares sino que el tratamiento de estas cuestiones tiene que ser en vistas de un bien común. Que el ARA San Juan estuviese realizando sus actividades, en las condiciones que ahora son de público conocimiento, fue una decisión política. Que el ARA San Juan se manejase con esa capacidad de recursos, que ahora conocemos, fue una decisión política. Que el ARA San Juan tenga que ser buscado mediante la ayuda de fuerzas extranjeras, porque la Argentina no puede hacerse cargo de esta contingencia por sí sola, fue una decisión política. Es decir, la politización de las cosas, siempre como camino al bien común, es sumamente clave para el andar de cualquier Nación. Dicho de otro modo, la actividad política es fundamental, a tal punto, que la vida de muchos individuos depende de ella.A propósito de esto último, debemos reflexionar como ciudadanos si la clase política que nos gobierna desde hace mucho tiempo está a la altura de las circunstancias. No me estoy refiriendo puntualmente al Macrismo ni al Kirchnerismo, hago alusión a todo el estrato político de la historia de la Argentina. Porque las cosas suelen pasar por algo y las crisis generalmente ocurren porque las cosas se han ido haciendo mal. La Justicia se encargará de determinar responsabilidades, pero no podemos desconocer que la política volvió a brillar por su ausencia.
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