Opiniòn
Asuntos del narcotráfico
Marcelo Fabián Sain (Diputado Nacional PBA de Nuevo Encuentro) expresa lo siguiente: “En los últimos años se puso en evidencia que, tanto en Argentina como en la región, el narcotráfico se ha transformado en un fenómeno criminal complejo. La singularidad local está dada en que la tutela policial a los embrionarios grupos narcotraficantes configuró la condición necesaria para la expansión y/o estabilización del mercado ilegal de drogas, que permitió y garantizó el despliegue y dominio territorial imprescindible para ello.
Estos grupos criminales no han contado con autonomía operativa respecto de la regulación ilegal de las policías. Hasta ahora ello ha sido así porque los grupos delictivos aún no tienen solidez ni diversificación económica y porque su capacidad para incidir o controlar ciertos sectores policiales mediante el soborno, o para conformar aparatos armados que les permitan mantener una confrontación violenta contra el Estado en vistas de ganar independencia y de proteger el crecimiento de los emprendimientos criminales, es aún incipiente. Todo indica que ese relativo control policial ilegal podría comenzar a resquebrajarse". De estos dichos aportados por Sain se desprenden dos cuestiones importantes que, a mi entender, deben ser tenidas en cuenta para comprender los dilemas que despierta el narcotráfico en nuestro país. Por un lado, es imprescindible interpretar como se maneja el mercado ilegal de la droga en términos estrictamente económicos, por el otro, hacer notar que hay todo un engranaje ineficiente (y otras veces ilegal) dentro de las mismas instituciones policiales que en vez de colaborar para terminar con esta contingencia social, la sostienen. En primer lugar se debe decir que el sistema de policía federal en Argentina está configurado de una manera que lo vuelve ineficaz para el control del narcotráfico. Esto lo explica claramente el Diputado Nacional de Nuevo Encuentro: "ahora bien, el sistema policial federal, compuesto por la Policía Federal Argentina, la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, se halla institucionalmente fragmentado en materia de control de la criminalidad organizada y el narcotráfico. Cada una de estas agencias cuenta con áreas especializadas en estas materias, pero son acotadas en su configuración organizativa y llevan a cabo las labores de inteligencia criminal y acciones conjurativas e investigativas de manera autogestionada y segmentada. En concreto: cada fuerza o cuerpo policial, o cada sector o agrupamiento de una misma institución policial, formula e implementa sus propias acciones de control del narcotráfico". Entonces, el principal problema en este punto radica en que no hay un plan integral que tome en cuenta como es el mapa del tráfico de drogas en nuestro territorio ni tampoco la puesta en marcha de estrategias o tácticas policiales para la detección, intervención y conjuración de las actividades y acciones concretas de las mafias en el marco de la labor de investigación judicial y, en particular, de la Procuraduría de la Narcocriminalidad. En otra instancia, falta la incorporación del análisis estrictamente económico para entender la dinámica del mercado ilegal de drogas. El economista y periodista Alfredo Zaiat toca esta temática a partir de la perspectiva del Premio Nobel en Economía, Milton Friedman (aunque este intelectual fallecido en 2006 representó a la economía ortodoxa y conservadora de los últimos tiempos, aportó opiniones muy progresistas sobre el asunto de las drogas): "....Friedman explicaba que desde un punto de vista puramente económico, la prohibición por parte del Estado termina siendo una protección del mercado a los diferentes carteles de las drogas. Este beneficio surge porque en la comercialización de la mayoría de otros productos existen varias empresas y, dependiendo la actividad y la exigencia de capital, cualquiera puede ingresar en el negocio. Pero en uno declarado ilegal y combatido por fuerzas de seguridad sólo pueden participar bandas que tienen suficiente dinero para flotas de aviones y métodos sofisticados de traslado de la mercadería (un operativo reciente interceptó un cargamento en un submarino). El precio de una sustancia ilegal está determinado más por el costo de su distribución que por el de su producción. El de la cocaína aumenta más de cien veces entre el cultivo de coca y el consumidor. El Estado al perseguir a los encargados del cultivo de la materia prima o al realizar operaciones de decomiso de drogas ilegales mantiene además elevado el precio de la cocaína y la marihuana. Menos productos, o sea restricción de la oferta, con una demanda sostenida, aumenta el precio. Friedman sentenciaba: ¿Qué más querría un monopolista? Tiene un gobierno que se lo pone muy difícil a todos sus competidores y mantiene alto el precio de sus productos. Es como estar en el cielo. Ahora ocurre lo mismo que bajo la prohibición del alcohol". Asimismo, legalizar la droga también permitiría convertir la cuestión de los estupefacientes en un asunto de salud pública y no de ley y orden, lo cual posibilitaría a los Gobiernos a cobrar impuestos y regular el comercio de drogas, usar los fondos recaudados para educar al público sobre los riesgos de consumirlas y , también, para tratar la adicción. Es necesario comprender que nadie está de acuerdo con las drogas pero la legalización sería la política menos mala. En conclusión, para comenzar a implementar soluciones en relación al narcotráfico es imprescindible mejorar los estamentos correspondientes a la seguridad policial y por otra parte sumar el análisis meramente económico de este mercado para interpretar correctamente las aristas comerciales que lo mueven. Para todo esto es clave la mano estatal, sin ella, nada será posible.
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