Este incremento, el más importante en los últimos ocho meses, pone en peligro la continuidad del proceso de desinflación que había comenzado a registrarse.

El aumento se produjo luego de una segunda semana de estabilidad en los precios de los productos básicos. A nivel mensual, el promedio de la suba se ubicó en 3,2%, reflejando una aceleración en el ritmo de los aumentos.

Entre los productos que más subieron, se destacan las bebidas e infusiones para consumir en el hogar, con un aumento del 5%, y el azúcar, miel, dulces y cacao, con un 4,2%. También se registraron incrementos significativos en carnes (3,5%), condimentos y otros productos alimenticios (3,1%), y productos lácteos y huevos (2,5%).

En una menor medida, los aceites subieron un 1,3%, los productos de panificación, cereales y pastas aumentaron un 0,7%, y las comidas listas para llevar y frutas registraron un aumento de 0,5%. Las verduras, por su parte, volvieron a experimentar una baja del 0,4%.

El informe de LCG destaca que en las últimas cuatro semanas, la suba acumulada del 3,2% se explica principalmente por los aumentos en carnes y huevos (4,8%) y en verduras (3,4%). Las bebidas subieron un 2,7% y los productos panificados, un 2,4%.

En total, carnes y lácteos explican el 70% de los incrementos en los precios de los alimentos en las últimas semanas. En febrero, la variación de los precios fue del 2,4%, superando el 2,2% registrado en enero. La aceleración en los precios de los alimentos podría poner en riesgo los objetivos de desinflación a corto plazo.