“Descansemos de los aforimos…” 6ª Entrega ¿Es recomendable el ejercicio después de comer…?
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Descansar cómodamente después de una comida abundante puede parecer la opción más
natural. Sin embargo, la costumbre de permanecer sedentario tras comer se enfrenta a una
corriente creciente de recomendaciones por parte de quienes promueven un estilo de vida
activo. Frente a la duda habitual sobre si hacer ejercicio inmediatamente después de la
comida representa un riesgo o un beneficio, algunos expertos en nutrición y entrenamiento
físico destacan que la clave está en la elección correcta del tipo de actividad, la intensidad y
la atención a los propios límites corporales. En términos generales sí, es posible ejercitarse
después de comer, pero siempre con matices y precauciones, especialmente en lo que
respecta a la intensidad y el tipo de ejercicio realizado. Caminar tranquilamente o ir en
bicicleta a poca velocidad, sin exigir demasiado esfuerzo, se sitúan entre las opciones
preferidas para quienes desean mantenerse activos después de una comida copiosa. Esta
actitud está cada vez más respaldada científicamente, en una mejor utilización de la
energía, ya que los músculos movilizan la insulina libre presente en el cuerpo y disminuyen
la probabilidad de que la glucosa se almacene como grasa. El movimiento suave también
puede servir para mejorar la digestión, facilitar el tránsito intestinal y reducir la sensación
de hinchazón. Los expertos coinciden en advertir sobre los problemas derivados de realizar
actividad física extenuante como entrenamiento cardiovascular de alta intensidad después
de una comida abundante. Uno de los aspectos más relevantes al decidir cuándo ejercitarse
tras la comida es el tiempo de espera. De acuerdo con los especialistas, existe consenso en
esperar un lapso de 30 a 60 minutos antes de realizar ejercicios de intensidad moderada o
alta, sobre todo cuando se ha consumido una comida abundante. Tras comidas más
copiosas, la recomendación es extender la espera hasta una o incluso dos horas para dar
tiempo suficiente a la digestión. Un aspecto subrayado por los especialistas es la necesidad
de individualizar la rutina de ejercicio, adaptándola a las características propias y a las
señales del cuerpo; importancia de prestar atención al propio bienestar: si durante o después
del ejercicio aparecen molestias, malestar gástrico o sensación de pesadez, es preferible
optar por movimientos aún más suaves o esperar un poco más antes de retomar la actividad
física.
QUERIDOS LECTORES: Se sugiere priorizar la comodidad y el sentido común,
escogiendo ejercicios y horarios que permitan cumplir con los objetivos de bienestar
general sin sacrificar la salud digestiva ni la seguridad personal. La flexibilidad y la
autoobservación son herramientas fundamentales para quienes desean mantenerse activos
de forma segura y eficiente. Ante la duda, un paseo tranquilo puede ser la mejor estrategia y
convertirse en un hábito positivo.
“La persona que no lee, no tiene ninguna ventaja sobre la que no sabe leer”
Mark Twain