Argentina, somos nosotros
Que la política es una ciencia impredecible no es ninguna novedad, su cambio constante y el poder de generar situaciones insólitas, funda un clima de desconcierto e incertidumbre que también hace que la sociedad ya no se sienta tan sorprendida por sus transformaciones.
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Lo ocurrido hace unas semanas en Estados Unidos da muestra de esta característica, en donde también la ciudadanía tiene mucho que ver, y en cierto punto es la responsable de las incesantes mutaciones.El principal representante del capitalismo a nivel mundial ya nos tiene acostumbrados a ejercer prácticas y acciones novedosas y, hasta en cierto punto, radicales. Pero la elección presidencial del pasado martes 8 de noviembre, no solo sobrepaso estas expectativas, sino que además monto una alerta sobre todas las naciones, en especial en aquellos en los cuales su dependencia es fundamental.Si bien Donald Trump como político es más un personaje guionado que un líder influyente, sus declaraciones a lo largo de la campaña sembraron el miedo y demostraron una xenofobia que asusta a los países latinoamericanos, que centran su economía en el comercio exterior.Argentina representa un país que se no se ve exento de este tipo de particularidades. En primer término, si bien se presentía en el ambiente electoral una necesidad de evolución, era difícil creer que el bloque de cambiemos haya podido no solo superar en votos al histórico peronismo, sino que además triunfar en regiones clásicas de este partido.Hoy en medio de ese nuevo paradigma político e intentando gobernar superando las adversidades que generaron los gobiernos pasados, la administración actual también se ve afectada de alguna manera por lo que ocurrirá en Norte América, y hablo en futuro porque aún se trata de conjeturas.La relación histórica en estos casos colabora a intentar comprender y resolver la situación. Es entonces preciso destacar que hace algunos años atrás nuestro país vivenció una circunstancia similar a la incertidumbre internacional que actualmente está viviendo.Era el año 2001, y además de los grandes problemas económicos y sociales que la sociedad estaba evidenciando, el contexto internacional poco ayudaba a  mejorar la realidad. Y esto tenía que ver porque en su momento el Primer Mandatario de los Estados Unidos, George W. Bush, llevaba a cabo un peligroso proteccionismo que con el discurso de realizarse a favor de estrechar los lazos con América Latina, generaba todo lo contrario. Ahora en el 2016, las decisiones que tome el presidente electo Trump también comprometen a la economía actual que sufre un gran desequilibro, reza por la lluvia de dólares externos, e intenta atraer inversiones, que si sus dichos terminan en acciones estarían muy lejos de concretarse.Los idas y vueltas de una Nación pueden a veces terminar generando coyunturas no del otro amigables. Esta claro que las promesas de campaña terminan siendo solo eso, promesas; el propio Mauricio Macri puede dar fe de esta leyenda, citando por ejemplo su esperanza de Pobreza Cero.Quizás preocuparse demasiado por lo que pasa afuera, no nos deja ver con precisión el desarrollo del interior. Por lo que es menester mantenerse a alerta, fomentar las buenas relaciones, pero siempre recordando que los únicos responsables de lo que ocurra o deje de ocurrir en nuestra Argentina somos nosotros, los argentinos.Agustín Curuchet
