Vivir de Elecciones
De un tiempo a esta parte, la clase política da muestras de un fenómeno que se repite constantemente entre los que están por fuera del gobierno, como también en aquellos que llevan sus riendas. Tiene que ver con el ansiado propósito de vivir de elecciones, cuestión que hace que la gestión solo se transforme en un puente para triunfar en las urnas.
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Si bien ninguno de ellos se jacta de hacerlo, todos están hoy pensando en lo que sucederá en el 2017. A un año de la histórica decisión de aquel 25 de octubre que cambió la realidad política del país, y comenzó a mostrar los primeros indicios del final de una era, que se llevaría consigo también a una fuerza política de doce años de continuo ejercicio.Ya que el triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, originó el puntapié inicial de una transformación en la manera de hacer política, resultado de una ciudadanía cansada de engaños, que no encontraba una línea que lo represente.Lo cual, días más tarde desencadenaba en una segunda vuelta sinigual, donde dos modelos de países se enfrentaban, más en el discurso que en la práctica, y que daría como ganador al proyecto de Cambiemos, ideando un mundo distinto, que todavía esperamos.Pero quizás esta metamorfosis, que tiene como presagio mostrar a los dirigentes como un "hombre común", tuvo sus inicios en 2013, paradójicamente en contexto de comicios legislativos. En el cual, un oportuno Sergio Massa, ganó la pulseada en la provincia y comenzó a postularse como una oposición fuerte, debilitando al bando kirchnerista.No solo porque el ex intendente de Tigre formó parte activa de sus filas, sino porque además de eso, trabajaba con el mismo contingente de votantes, sumando a aquellos que ya desde ese entonces no congeniaban con sus ideales.Ahora, lo que ocurrirá en el cuarto oscuro al momento de elegir quién ocupará las bancas disponibles en el Senado y en Diputados, es tema de interés. Desencadenando una extraña mezcla de ambiciones. Porque es en estas circunstancias cuando renacen o desaparecen ciertos personajes que no poseen influencia a gran escala, pero que pueden ser de gran importancia para sumar en el cúmulo de votos.La gran incógnita gira entorno a tres de las mujeres más influyentes de los últimos tiempos. La primera de ellas, ex Jefa de Estado, genera dudas entre los pocos kirchneristas que siguen en pie, quienes fantasean con verla nuevamente ocupando una banca, más que paseándose por un tribunal.Rumorean que irá al ruedo junto a Daniel Scioli y pretenden comenzar a sembrar nuevamente su semilla. Otros sin embargo, no le tienen fe, dicen que sus fuerzas deben reconfigurarse con imágenes nuevas que puedan captar otro tipo de votantes. Pero la realidad de poder acceder a los fueros para Cristina es inminente, más teniendo en cuenta que le depara un futuro muy cerca de la Justicia.Del otro lado, el peronismo desea volver a reestablecerse como  un partido tradicional, y en este camino, Sergio Massa se ubica como el mejor imparcial que reúne las condiciones para hacerlo. Junto a él, la figura de Margarita Stolbizer aparece como una candidata firme a formar una dupla electoral, aunque también es requerida por Cambiemos.En este frente, Elisa Carrió, es quizás la más contradictoria, porque a pesar de siempre expresar lo que piensa, bombardeando no solo a la oposición sino también al propio gobierno, continúa siendo respaldada, probablemente de manera estratégica.Está claro que el acto de sufragar no es la única herramienta que posee la ciudadanía para expresarse democráticamente, pero si es la que a los políticos mayor importancia le otorga. ¿Podrá esta clase dedicarse a pensar en un futuro conjunto como Nación y no solo vivir de elecciones?Agustín Curuchet
